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El problema de la adicción al juego lleva existiendo desde hace mucho tiempo, pero se ha ido acrecentando a medida que las opciones de poder realizar apuestas se han multiplicado. Primero se jugaba en las máquinas tragaperras de los bares, después se sumaron los locales ... de apuestas y casas deportivas. En los últimos años, es a través de internet como hay personas que se enganchan y en muchos casos acaban arruinadas económica y socialmente.
La pandemia de covid obligó a distanciarse unos de otros e hizo que las nuevas tecnologías pasasen a ser las grandes protagonistas del día a día, especialmente entre los más jóvenes. Un mayor manejo y conocimiento de las funcionalidades de los dispositivos tuvo sus ventajas, pero también aumentó los riesgos inherentes a los mismos. En ese escenario se produjo un aumento de los casos de ludopatía. Tal y como reconocen en la asociación Proyecto Joven- Proyecto Hombre de León, en la que a través de sus programas atieden y ayudan a recuperarse a personas con este tipo de adicción, los casos entre los jóvenes de 19-25 años han aumentado cerca de un 20%, mientras que en los adultos se ha experimentado una subida más reducida del 10%.
No obstante, «la ludopatía es una adicción que tarda en dar la cara pues tenemos gente que ha empezado a apostar hace ocho años.Por este motivo, en la asociación consideramos que los casos que estamos tratando son adicciones anteriores a la pandemia de covid en mucho casos», afirma Jorge Juan Peña Albillo, presidente de Proyecto Hombre León. «Estamos convencidos de que seguirán subiendo en los próximos meses. No hemos visto aún la punta del iceberg», resalta.
El perfil de las personas que son atendidas en Proyecto Hombre León son de una franja de edad comprendida entre los 38 y 45 años, aunque los reponsables de la entidad recalcan que cada vez se comienza a edades más tempranas, principalmente por las apuestas deportivas.
Desde muy pequeños están ya en contacto con la tecnología sin ninguna formación. Cuando ese niño va creciendo y conoce mejor el fenómeno lo que hace es jugar a través de las TIC. Y empieza a ver que hay salas y sitios donde él puede hacer apuestas y que nadie le va a controlar por internet de que tenga 18 años. Entonces «se convierte desde el juego lúdico a un tipo de juego en el que hay recompensas de tipo económico que a él le satisfacen», comenta Peña.
«El promedio de personas a las que atiende el centro es de 20 personas, pero hay momentos con más. Depende mucho de las fiestas, vacaciones, etc. Nosotros en este centro hemos tratado en 2022 un total de 43 casos, 27 hombres y 16 mujeres, todos ellos casos de adicción patológica», señala Dorian Vence, coordinador del Proyecto Joven-Proyecto Hombre.
Las cifras de personas con problemas al juego son muy complejas de definir claramente pues, en muchos casos, «el jugador patológico está afectado por consumo de sustancias asociadas que pueden ser una adicción como el tabaco y el alcohol o incluso drogas como la heroína», sostiene Jorge Juan Peña, presidente de Proyecto Hombre.
En cualquier caso, la realidad es que se han abierto las puertas a poder apostar al juego desde cualquier sitio sin que nadie se entere. Es un aliciente para que el que tiene una adicción caiga y recaiga. «Lo encuentran muy fácil, todos manejan el móvil saben como moverse. Y se han abierto unas puertas difíciles de cerrar y solo será posible con la formación para evitar que otras personas entren. Las tecnologías han venido para quedarse y no se puede prohibir, lo que hay que hacer es educar para evitar caer en adicciones sobre todo la gente joven», reconoce Peña.
La política de Proyecto Hombre se centra en la prevención y la formación así como rehabilitar al que venga. «Siempre va a venir gente pongamos unas medidas o pongamos otras. Cuantas más restricciones y normas hay el riesgo de adicción es menor, cae menos gente, pero eso no significa que resuelva el problema», admite.
En la entidad se ofrecen dos programas diferenciados en el tema de las adicciones al juego. Por un lado están los talleres de tipo terapéutico con los adultos que ya vienen con un problema de adicción grande porque tienen más posibilidades económicas de juego. «Llevamos trabajando 25 años y por tanto tenemos una gran experiencia y unos programas ante el juego patológico muy definidos, evaluados y con buen resultado», destaca. Pero con los jóvenes la situación es diferente. «Salvo excepciones, suelen venir con un problema de abuso, que luego puede llegar a la adicción o no. El adolescente está intentando jugar», sostiene.
El proceso de rehabilitación de las personas que llegan al centro es lento pues se trabaja con los jóvenes y con una serie de normas. A los padres también se les informa y se les da una cierta instrucción, pues «hay veces que no saben como tratar el tema o lo hacen mal», señala. De media, «en cualquier adicción hay que estar un año para poder trabajar todos los aspectos. A los seis meses suele haber recaídas. Uno está seguro de que tiene vencida la adicción y esa es la trampa para volver a caer», explica Peña.
Una característica de los programas de Proyecto Hombre es que no se incluye a la gente en un grupo con una adicción en concreto sino que se integran en otros grupos con otros perfiles. «No queremos que sean grupos solo de personas con problemas de juego patológico sino que también hay otras adicciones siempre y cuando veamos que el perfil psicosocial de la persona obedece para entrar en él», puntualiza Dorian Vence, coordinador de la entidad.
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