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Fernando Salguero y Luis García, los dos síndicos de las Cabezadas. S. Santos

Primer cara a cara de las Cabezadas

El Cabildo invita a desayunar a la corporación municipal a San Isidoro como parte de los preparativos de la festividad leonesa | Fernando Salguero ejercerá de síndico municipal para defender las tesis de la ciudad en las tradicionales Cabezadas frente al canónigo y director del Museo de San Isidoro, Luis García Gutiérrez

A. C.

León

Viernes, 13 de abril 2018, 14:35

Con la mirada puesta en el próximo domingo 29 de abril y como manda la tradición, los miembros del cabildo de San Isidoro han abierto este viernes las puertas de la Real Colegiata para convidar a un desayuno a la corporación municipal.

Allí y alrededor de una mesa, se han ultimado los detalles para la celebración de la festividad de las Cabezadas, que rememora la obligatoriedad o voluntariedad de la entrega de un cirio y dos hachas de cera como reconocimiento a la milagrosa colaboración del santo por traer la lluvia a León.

Un nuevo cara a cara entre el pueblo y el Cabildo para defender el carácter de la ofrenda que cada año rinde la ciudad a San Isidoro. Por un lado, el concejal Fernando Salguero, que repite para defender la voluntariedad de la ofrenda.

Su rival a batir, el canónigo y director del Museo de San Isidoro, Luis García Gutiérrez. Ambos harán uso de su ingenio y picardía para lograr que la balanza se incline a su lado. Una visita que devolverán los miembros del Cabildo al Ayuntamiento de León el próximo viernes a las 9:00 horas y que será el paso previo a la celebración de este acto.

Una cita desde 1.158

La ceremonia de las Cabezadas conmemora el agradecimiento del pueblo leonés por la rogativa de lluvia en el año 1158, cuando la sequía acuciaba al campo. Los hechos se remontan al año 1158, cuando los leoneses decidieron sacar en procesión a los restos de San Isidoro como rogativa de lluvias, pero en Trobajo del Camino comenzó a llover de tal forma que quienes portaban al santo no pudieron con él y tuvieron que dejarlo en el suelo.

Entonces, la reina Doña Sancha permaneció tres días y tres noches orando y en ayuno, hasta que aparecieron cuatro niños que consiguieron portar de nuevo al santo y devolverle a su templo leonés, por lo que se ofrecieron un cirio y dos hachas de vela.

En agradecimiento por este y otros milagros que sucedieron después, la ciudad, representada por su Ayuntamiento, acude voluntariamente cada año a la Basílica de San Isidoro para ofrecer un cirio de una arroba y dos hachas de cera.

En el claustro, el Cabildo tal y como ha sucedido este domingo acepta el presente, pero deja patente su carácter obligatorio o de foro por lo que será de nuevo en 2011 cuando unos y otros intenten alcanzar un acuerdo que históricamente es imposible de conseguir.

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