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León
Viernes, 29 de septiembre 2017, 09:59
En la política leonesa los estados de ánimo con respecto a la cuestión catalana se mueven en terminos no muy distantes. Desde el miedo a la preocupación, las esperanzas pasan por la confianza en el Estado de Derecho o en una vuelta natural de ... las aguas a su cauce.
Todos sin excepción aseguran haber vivido la tensión, ya sea en la calle, en debates en el Senado o en el día a día del partido. Uno de esos capítulos los vivió el líder de Podemos a nivel autonómico, el leonés Pablo Fernández, que junto a la directiva de la formación morada vivieron una jornada difícil en Zaragoza, donde se reunían.
«Sentí miedo por lo que pudiera pasar», afirma Fernández, que vio como un grupo de personas rodearon el pabellón en el que debatían. «Hubo agresiones y nuestra respuesta fue calmada, ya que en una situación como esta las reacciones lo son todo».
La apuesta para el secretario general de Podemos en Castilla y León pasa pues porque las aguas «vuelvan a su cauce, utilizando la sensatez y abandonando la política de bloques actual».
Graciliano Palomo se disculpa por hablar en voz baja. Sale de un pleno del Senado cuyo debate intenso llega por vía telefónica a la perfección. «Estamos viviendo esto con mucha preocupación y solo espero que a la Generalitat le vuelva la coherencia, porque la solución de este problema depende exclusivamente de ellos», afirma.
El tema protagoniza debates y preguntas de las últimas sesiones plenarias en la Cámara Alta y Palomo no es ajeno a la situación. «El PSOE está en la defensa del Estado de Derecho, en que se recupere la tranquilidad», declara antes de volver a la sesión.
Desde el Partido Popular la posición ha sido clara desde el inicio. Tanto es así, que tanto Juan Martínez Majo como Antonio Silván han firmado un manifiesto defendiendo a los «alcaldes catalanes que no permitirán el referendum». A un nivel más local y con un cierto hilo con la cuestión, hace no muchos meses que el alcalde de la capital envió una carta al president de la Generalitat, Carles Puigdemont, en la que reclamar para León el mérito de ser cuna del parlamentarismo. En la misiva, Silván animaba al catalán a visitar la capital para mostrarle él mismo todas las cuestiones necesarias sobre el tema, pero la carta no tuvo respuesta.
Sea como fuere, Antonio Silván aseguró, relacción a la actualidad catalana, que «no debemos ser timoratos ni débiles en la defensa de nuestra democracia ni de nuestro modelo de convivencia que nos ha reportado la época de prosperidad y libertad más prolongada de nuestra historia como nación».
Coinciden los populares en apostar por «actuaciones ante los artífices de obras intimidatorias».
En un problema político es precisamente la política la que parece haberse dado cuenta de que ha faltado precisamente eso en una cuestión cuyo desenlace parece inpredecible.
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