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Desde mediados de febrero, los nidos son visibles en diferentes rincones de la ciudad. Aunque hay gente que asegura que no han desaparecido en todo el invierno.
Las suaves temperaturas del mes de febrero han favorecido el anticipo de uno de los mayores enemigos de los cientos de perros que cada día pasean por las calles de León.
La procesionaria ya está lista para ocupar la calzada y salir de su crisálida muchos días antes de que comience la primavera, principal estación para su actividad.
Las larvas empiezan a ser visibles en entornos con pinares. Es por ello que el servicio de Espacios Verdes del Ayuntamiento de León tiene ya activo el grupo de control permanente que ha estado trabajando «intensamente» desde principios de año.
El dispositivo especial comenzó en Navidad y se ha procedido a ejecutar un análisis y hacer una recogida de las coníferas en todo el término municipal.
Según fuentes del consistorio, los medios con los que cuenta el Ayuntamiento son «múltiples» y entre ellos destaca una potente cesta elevadora que permite recoger todas las bolsas que se colocan y que sirven para recogerlas en altura, evitando así que caigan al suelo y que sus venenosas y urticantes esporas lleguen a los animales e incluso a los humanos.
Una de las zonas donde se han producido más avistamientos, en varias partes de cada pino, ha sido el este tipo de árboles que se encuentran en terrenos de Adif.
Los pinos piñoneros ocupan áreas del gestor de infraestructuras ferroviarias y desde el Ayuntamiento de León se les ha requerido para que actúen y procedan a su eliminación.
Una circunstancia que se avanzaba esta misma semana con la colocación de las trampas para que las larvas caigan y no alcancen la superficie de suelo.
En la actualidad existe una «plaga a nivel nacional» que se está combatiendo también en León con la retirada de unos 200 bolsones cada día, a través de una ruta establecida por los servicios municipales, y que también ocupa el entorno del paseo del Ferrocarril.
Desde la asociación Masqueperros se pone el foco en un área concreta de la ciudad: la zona de esparcimiento canino del final de Padre Isla, junto al gimnasio Supera. «Allí ya tenemos nidos. No han bajado, pero tiempo al tiempo», explica Miguel Gutiérrez. Se trata de un terreno vallado donde «el Ayuntamiento quiere que llevemos a los perros», a pesar de ser una zona insegura «igual que si estuviera al lado de una carretera y sin vallas».
Esta entidad que vela por la protección de las mascotas lamenta la presencia de la procesionari algo que, a su juicio, denota «falta de mantenimiento preventivo en fitosanitarios para árboles». Una actividad que debe adelantarse, al igual que lo hacen la aparición de las larvas debido al cambio climático.
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