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En una mano la pipa y en la otra escondía el pincel. Su mirada sincera, profunda; sus palabras acertadas y siempre con una línea sindical; su carácter aguerrido y su lucha constante en favor de los obreros. Pocos quedan como él, de los que dan el paso cuando pocos se atreven y de los que pelean por los derechos de los demás.
La Unión General de Trabajadores ha vuelto a recordar a una de esas figuras que levantaron el sindicato tras la dictadura y cuyo legado en León va más allá de una secretaría general. Fermín Carnero (1938-2013) ha recibido un reconocimiento póstumo, diez años después de su muerte, de todos aquellos a los que marcó el camino a seguir al frente del sindicato.
Las paredes volvieron a oler a ese tabaco quemado en pipa de una época en la que las cuestiones importantes se debatían entre puros y cigarros. Él, con su singular pose, logró «levantar» la organización y en ella se mantuvo hasta que la dirección le llevó a Valladolid.
El acto, organizado por la sección de Pensionistas y Jubilados de UGT León, ha servido para recordar a Fermín y hacer que su memoria permanezca intacta a través de una placa en la que «fue su casa, la casa del pueblo», recordaba José Luis Fonseca. También para que la gente joven sepa «lo que luchó y peleó» por los derechos de los obreros y por este sindicato, como apuntaba Angelines Díez.
Dos veteranos sindicalistas de UGT, Ángel Herranz y Eugenio Bajo, han conducido un homenaje que tenía como único fin «colorear la figura» de un secretario, con pasión por la pintura, y al que si alguna vez se olvidara «sería señal inequívoca de que vamos por el peor camino que se puede esperar».
Su hija mayor, Pilar Carnero, ha ensalzado a la figura de su padre y su labor por el sindicato, «El acto es para que nunca se vaya su memoria de estas paredes en las que echó días, noches y madrugadas» y recordaba que para Fermín UGT «no eran unas siglas» sino que era la unión, general de todos los trabajadores. «Fue alguien que desinteresadamente, y en unos momentos sin más ambición que la de trabajar por los demás, estuvo presente, quiso que el legado permaneciera y lo ha conseguido».
Las siglas de la organización han brillado como los mejores años de Fermín al frente. Carnero fue expuesto como el secretario que puso en valor a todos los que lucharon antes por ellas. Ahora, su recuerdo permanecerá para siempre en unas escaleras que tantas veces recorrió para estar unido al obrero.
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Sara I. Belled, Clara Privé y Lourdes Pérez
Clara Alba, Cristina Cándido y Leticia Aróstegui
Javier Martínez y Leticia Aróstegui
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