Pasan las semanas y las denuncias, las oficiales y las públicas, se multiplican sobre la figura de Raúl, el 'pequeño Nicolás' leonés. Mientras, él sigue en libertad, recorre la ciudad como 'un pincel' y con seguridad busca nuevos objetivos que sumar a su largo currículum.
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... En los últimos días varias de sus víctimas, siempre mujeres, han ofrecido testimonio de cómo este personaje manipulaba a su entorno hasta crear una verdadera red de mentiras que viene de lejos «de cuando era menor de edad».
Una de sus exparejas ha relatado a leonoticias que todos los males de Raúl comenzaron «cuando era menor de edad. Era voluntario de Cruz Roja, tenía 17 años, pero él decía que tenía 19 para dar más crédito a sus inventos». Y entre sus «inventos», ya entonces, estaba «ser empleado y accionista de un tanatorio».
Aseguraba, además, que tenía muchos contactos en las aseguradoras (su padre trabajaba en una de ellas) y que de ahí le venía una fuente adicional de ingresos.
Todo era mentira. Como mentira era aquel vigilante jurado que se paseaba por la estación de tren. Era una farsa. «Él tenía un amigo que estaba allí. Cuando cambiaron la empresa de seguridad le pidió el uniforme viejo y se lo ponía. Salía a la calle vestido como guardia de seguridad y se iba a la estación. Había días en los que incluso daba alguna indicación», recuerda otra de sus 'ex'.
Con el uniforme de punta en blanco y la etiqueta de seguridad caducada Raúl se metía «de lleno en el papel». «Un día le pidió a su amigo que le dejara entrar a la zona de control y se hizo fotos, uniformado, como que trabajara allí», relatan.
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Lo suyo era un no parar. Más adelante se vistió como técnico sanitario, una titulación que aseguran no tenía, y se puso al volante de una ambulancia. Ni siquiera tenía carné para conducir.
«Siempre hacía lo mismo. Te embaucaba con su palabrería, te daba confianza, luego te pedía que le presentaras a los amigos y a la familia. Si veía posibilidades te pedía el carné para que participaras en sus negocios. Algunas personas se lo dieron y le hacía pólizas de seguros fantasmas. Luego él cobraba los seguros pero no los tramitaba y si había un accidente en casa se descubría todo el pastel», recuerda otra protagonista de este culebrón que parece no tener fin.
«Su madre me llamó para decirme que le perdonara, que estaba enfermo y que era un mentiroso compulsivo», asegura una de sus exparejas. «Yo decidí bloquearle en todo y alejarme de todo aquello. Era muy tóxico y pasé», añade.
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Con el tiempo evolucionó en sus personajes. El 'pequeño Nicolás' leonés aseguraba ser sobrino de un reputado banquero internacional, gentleman, intermediador de importantes operaciones inmobiliarias, especialista en coaching y motivación, entre otras 'profesiones'.
Pero no solo ha ofrecido esas versiones de sí mismo, sino que ha llegado simular una enfermedad terminal para que le perdonaran una deuda, ha engañado a notarios con una presunta documentación oficial y, para colmo, ha buscado ser la peor versión de un gigoló.
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Tan disparatado número de credenciales le ha permitido ir superándose a sí mismo hasta que el pasado 30 de enero la Policía Nacional de San Andrés del Rabanedo le atrapaba en el centro de León, en la misma zona en la que tan amablemente sigue saludando a los vecinos, en las mismas calles donde se toma un café y al lado de los mismos establecimientos a los que llevó un currículum envidiable para que le dieran un empleo.
Tan similar es su comportamiento al del 'pequeño Nicolás' que la Policía Nacional decidió denominar 'Operación Nico' al dispositivo abierto para poner freno a esa carrera tan llena de fantasías. Hoy, con 24 años de edad, está acusado de delitos de agresión sexual, estafa, falsificación de documentos y de cheques bancarios, usurpación de identidad, coacciones y amenazas.
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Cuando fue capturado trabajaba como agente autónomo para una conocida aseguradora, realizando pólizas de seguros con dicha compañía. Sin embargo, en su quehacer diario se presentaba ante sus víctimas como director de banca privada de un banco internacional con sede en León y se hacía pasar además, por sobrino de uno de los principales dirigentes del banco, falsificando acreditaciones, documentos y membretes.
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