Entorno a unos 60 perros han llenado de alegría y felicidad estas calles de León en la mañana de este domingo 22 de diciembre. De todas las razas, tamaños y pelajes, los canes de los leoneses se han echado a las calles para reivindicar su figura.
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La plaza de las Cortes Leonesas acogió el inicio de la denominada como «Cansilvestre», por aquello «de ser a finales de año». Un momento agradable donde se han conocido más de 60 perros que atrapaban las miradas de los viandantes que marchaban por el centro de la capital. Ladridos, caricias, lametones y abrazos han sobresalido por encima de todo en una bonita estampa que ha dejado el hombre y su mejor amigo.
Es el primer año que se celebra esta Cansilvestre, aunque hasta 2019 la asociación de vecinos MasqPerros organizaba dos paseos al año con el mismo objetivo: «Que la gente viese que podíamos juntar a 200 perros y no pasaba nada, no se destrozaba ningún material urbano», comenta uno de los responsables de la asociación, Miguel Ángel Gutiérrez. Además, esta vez cuentan con la colaboración del partido animalista Pacma y su ya tradicional campaña de adopción. «Todos los años realizamos esta campaña en la que concienciamos a la gente de que un perro es mucha responsabilidad y son seres sintientes, que tengan en cuenta que son uno más de la familia», aseguraba la coordinadora animalista en León, Natividad Franco.
Había un ambiente distendido y gracioso. Perros cariñosos, otros más ariscos, lo importante se cumplió: León vio a los perros pasear sin causar problema alguno. La mayoría eran propiedad de sus dueños, pero otros llevaban un pañuelo a su espalda en el que se podía leer el mensaje de «adóptame», que eran los animales de la protectora y seña del apoyo que Pacma presta a esta marcha.
En el meollo andaban Javier Valbuena y Melanie con su mascota tras haber visto por internet la convocatoria de la Cansilvestre. «El perro es uno más de la familia, si los humanos tenemos derechos ellos también tienen que tenerlos», advertía Javier, que explicaba que «no hay perros malos, sino dueños malos».
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Ramón González puso el foco, sin embargo, en la «visibilidad» que necesita la protectora de animales de León, que está «colapsada» y «hay que intentar que la gente vea a los perros, se encariñen con alguno y se lo lleven». Además, este leonés, que iba acompañado de su perra Jara, apuntaló la importancia de acondicionar las zonas de paseo para los perros: «La mayoría están en condiciones pésimas, somos muchos los que tenemos perro y tiene que haber sitios buenos».
Un poco más adelante estaba Ana Pesquera con sus dos perras precisamente adoptadas a la protectora: «Tratamos de que los perros socialicen y se mezclen entre ellos y las personas para que se vea que se portan bien». Esta leonesa se mostraba en la misma línea que la asociación organizadora del evento y señaló la necesidad de que la gente aceptase a los perros. «Hace años éramos los apestados», dice, «aunque poco a poco ha ido cambiando y la gente les acepta más, pero antes no podías entrar a ningún parque porque había niños».
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Y es que es algo en lo que los asistentes coinciden: la sociedad ha cambiado, pero aún falta más. «La gente es muy poco permisiva, se queja de que los perros no están educados pero luego a sus hijos tampoco los educan», entona Ana, que explica que una de sus perras estuvo muy maltratada por su anterior dueño y se la llevó a su casa tras encariñarse con ella en la protectora.
La versión oficial, por así decirlo, vino de Miguel Ángel, que se define como uno de los responsables de MásqPerros, desde donde quieren establecer esta marcha canina para los años posteriores. Desde la asociación piden «más fondos», sobre todo, para las zonas de esparcimiento canino: «No pedimos nada del otro mundo, no queremos una inversión desaforada, solo que pongan vallas, farolas y algún banco». «Queremos que el Ayuntamiento, sin importar el partido, mejore poco a poco las instalaciones hasta llegar a las 40 zonas destinadas a los perros en León», asegura mientras puntualiza que en el momento del nacimiento de la asociación fue en plena crisis y entendían que «había cosas más importantes».
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Ponen de ejemplo la inversión «brutal y acertada» que se hizo en la pandemia en parques infantiles, pero entienden que «vivimos en sociedad» y hay que estar pendientes de todos: «Yo entiendo que mis impuestos vayan para todo tipo de cosas, vivo en sociedad y son necesidades públicas, no puede ser que mi dinero vaya solo para cosas que quiero».
Además, califican la ordenanza municipal sobre los perros de «obsoleta», ya que se aprobó hace 25 años y consideran que las peticiones de entonces no se corresponden con las de ahora. «Aquella probablemente fuera progresista, pero hay una profunda discrepancia con lo que pasa actualmente». Aún así, sentencian que «León ha avanzado, pero aún le falta». El problema, dicen, es que cuando se cambia el equipo de gobierno es como si hubiese «un parón en seco y empezar otra vez de cero». «Es cansino y así no se consigue nada», denuncia Miguel Ángel.
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