Quizá algún día, cuando echemos mano al bolsillo del abrigo que guardamos el invierno anterior, encontremos doblada una mascarilla quirúrgica. Volverán los recuerdos de una época peor (ojalá) en la que normalizamos su uso, la distancia social y el lavado de manos constante.
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Esta época, además de hacernos policías de balcón, nos ha dejado claro cómo se transmiten los virus y qué tenemos que hacer para evitar su propagación. A nadie se le escapa aunque del dicho al hecho siga habiendo un trecho.
Nada más comenzar este año, algunos pediatras apuntaban a una tremenda paradoja que arrojaba la pandemia. Una buena noticia en las tinieblas de la Covid-19: el virus respiratorio sinticial estaba dejando de ser un quebradero de cabeza para los padres de los más pequeños. «La de dramas y niños fallecidos que el VRS ha provocado. Y ahora ha desaparecido. Sin tratamiento y sin vacuna. Solo con el distanciamiento. Es como un sueño dentro de esta pesadilla», comentaba el pediatra JM Lloreda García.
Y es cierto. «Llevamos toda la vida recomendando una serie de pautas para evitar la propagación de virus respiratorios, como lavarse las manos con frecuencia y no estar demasiado encima de lactantes y niños, y son cuestiones que están ahora en el día a día». Quien asegura esta nueva realidad es Santiago Lapeña, jefe del área de Pediatría del Hospital de León, que señala que «hay patologías, como es el caso de la bronquiolitis, que afectan a los menores de dos años, y que generan muchos ingresos en el Caule».
Pero, como tantas otras cosas, esta dinámica cambió en 2020. La pandemia ha llevado a pasar de los 58 ingresos que se registraron en el último trimestre de 2019 por este cuadro a únicamente dos en el mismo periodo del pasado año.
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Cuando todo empezó, en la primavera de 2020, desde Pediatría del Hospital de León miraron al hemisferio sur. Países como Argentina, que en aquel momento estaban a las puertas del invierno, tardaron pocos meses en comprobar que los brotes de bronquiolitis y virus respiratorios habían desaparecido. Incluso la gripe dejó una huella muchísimo menor. «Ahora nos ha tocado a nosotros pasar por esa situación, comprobando que los virus respiratorios están circulando muy poco, cuando otros años originaban infinidad de problemas», explica Lapeña. No cabe duda que la higiene de manos, la mascarilla y la distancia social ayudan, sumando a estos rituales las precauciones que se toman en los colegios. «En los centros el contagio de coronavirus es mínimo, cuando un niño lo coge suele ser en casa», destaca el galeno.
No obstante, en el área hospitalaria reciben lo que Santiago Lapeña denomina como la punta del iceberg. «Los que al final ingresan aquí son los que están peor, pero entiendo que a nivel de Atención Primaria las consultas también habrán caído».
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La paradoja llega al punto de que, de los 58 ingresados en el último trimestre de 2019 por bronquiolitis, 48 dieron positivo en virus respiratorio sinticial. Ninguno de los dos que pasó por la planta en los tres últimos meses de 2020 dio muestras de sufrir los efectos del VRS.
No es el único cuadro que ha caído con el coronavirus. «La patología respiratoria ha bajado mucho tanto en niños como en lactantes, los que tenían asma han tenido menos agudizaciones y han desaparecido los casos graves de bronquiolitis», explica el jefe del área. De hecho, la mayor causa de ingreso en Pediatría es la patología aguda, y las medidas contra la Covid-19 también han ayudado a frenar al resto de enemigos. «Si nosotros tenemos recursos y nos defendemos contra una infección como es el coronavirus, con medidas que nos sirven para todas las infecciones, el resto disminuye. Cuestiones de la patología digestiva o respiratoria disminuyen porque los virus circulan menos por las barreras que les ponemos».
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Eso sí, dentro de la buena noticia, hay algo que Santiago Lapeña invita a meterse en el ADN. «La transmisión por aerosoles influye en todos los virus, pero lavarse las manos es clave. Hay que asumirlo y practicarlo, cada vez que entremos en casa hay que lavarse las manos, tiene que ser lo primero para no contaminar lo que traigamos. Lograrlo a nivel general sería un éxito».
En Pediatría no esconden que la realidad del Caule es la que es. «La situación es complicada, a nivel de actividad asistencial ha caído mucho por los ingresos, pero tenemos que habituarnos a trabajar de otra manera y en otros frentes, porque somos médicos y sanitarios», apunta el doctor.
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Esta pandemia nos dejará recuerdos y gestos que antes no imagibábamos. Ojalá el de lavarse las manos, de tan sencillo, se quede para siempre.
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