Papalaguinda dice adiós a sus coches de choque

Apostados en los asientos de pie, los grupos de jóvenes se iban apelotonando alrededor de la pista según caía la tarde, antes de ir a la discoteca o dar el típico paseo. Por allí sonaba Bowie con permiso de Los Arañas, que en una tarde de 'nevadona' plantaron un escenario pegado a la pista y se pusieron a cantar con dos bailarinas.

Es una de esas anécdotas imborrables en la historia de la pista de coches de choque de Papalaguinda, que se instaló en la ciudad en el 67 y su llegada se anunció hasta en el periódico. «Aquello fue una revolución porque por primera vez llegaba una pista decidida a quedarse todo el año».

Quien lo explica es Paco García, último heredero del negocio. A sus espaldas, los 24 coches de choque descansan en la pista cubiertos por lonas. El chisporroteo típico de las varas con la malla metálica dejó de ser habitual en la zona verde del paseo.

Bajo la capa descansan tardes de diversión, risas y momentos generados con el trasfondo de la música del momento. En dos filas bien marcadas, 24 coches esperan a una jubilación a la que la pandemia puso la puntilla.

Cierra la pista que ha visto crecer a varias generaciones de leoneses. Paco baja el telón de los coches de choque de Papalaguinda. Un rincón con medio siglo a sus espaldas se despide de León, no sin dejar de ser una leyenda.

«Evidentemente todo ha sido a raíz de la pandemia que hemos vivido, ha sido una decisión dura que ha venido unida de la bajada de ventas por los tiempos que vivimos», relata el gerente, asegurando que el modelo de diversión ha ido cambiando. «Antiguamente los coches de choque eran un lugar referente de reunión de juventud y la verdad es que todo eso ha cambiado, ahora la gente tiene otros modos de diversión, ha evolucionado como todo».

En el año 1967 llegaba a León esta atracción que se anunciaba a bombo y platillo en los papeles. Pasando por diversas ubicaciones, como la zona del campo de fútbol, los nuevos juzgados o la actual, junto al Parque Infantil de Tráfico, la pista de coches de choque ha unido su trayectoria a la de la ciudad.

«Este era un lugar de reunión para los colegios, se escuchaba la música del momento. Por aquí ha pasado todo León y parte de la provincia, algunos vienen con sus nietos recordando los buenos ratos que pasaron de jóvenes», explica el dueño.

Ahora la juventud es diferente. Los tiempos han cambiado. La pista de 30 metros, recortada de los iniciales 40, se almacenará junto a los 24 coches esperando otro giro del destino que cambie el rumbo de una jubilación anunciada. No es fácil que alguien se haga con el negocio. «Esto hay que mamarlo porque al final lo tienes que arreglar todo tú, no puedes depender de terceras personas porque si no no es rentable».

Atrás queda aquel concierto de Los Arañas y la mejor anécdota de la pista. Cuando el actor Anthony Quinn estaba filmando la serie 'Camino de Santiago' en León, allá por 1999, todos buscaban a la estrella del celuloide por la zona de la Catedral, pero él no estaba allí.

«No se enteró nadie, pero durante el rodaje venía aquí y se montaba en los coches de choque, aprovechando también para hacer algún picnic en la zona», recuerda Paco.

La lona cubre infinitas tardes de diversión, risas, anécdotas y momentos de una pista de 'auto-sport' cuyas fichas amarillas quedarán para siempre en el recuerdo de tantos leoneses que se curtieron el lomo a base de accidentes buscados y disfrutados.

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