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«Zoe tiene seis años y ha pedido un coche», así se organizan los Papás Noel más solidarios de León. Ellos son los trabajadores y voluntarios de Cruz Roja que se dedican cada año a recoger juguetes para que todos los niños tengan su regalo en Navidad.
Una recogida que se realizó durante el 9, 10 y 11 de diciembre, pero que aun no ha terminado, porque este año ha tenido novedades. Y es que, además de los típicos stands en los supermercados de Carrefour, que realizó una donación inicial de 100.000 euros, también «hemos colocado árboles de Navidad en empresas como Conecta, la Universidad, el Olímpico o el Incibe para que cada niño pida ahí su juguete» comenta Noemí, la responsable del área de juventud de Cruz Roja.
Y también se siguen recibiendo donaciones por bizum y en la propia sede de la asociación. Pero el cambio más importante está en la codificación de los juguetes. «Cada niño lleva un código en la tarjeta y ese mismo código lo lleva el juguete que ha pedido», así cada uno «tendrá la posibilidad de elegir el juguete que más le gustaría tener en Navidad».
Pero esto es solo el primer paso. Para que los juguetes lleguen a sus destinatarios son también necesarias personas como Álvaro, voluntario y, como él mismo se define «las manos y los brazos que ejecutan las directrices». Algo así como un verdadero Papá Noel encubierto. Ellos son los que hacen las recogidas de la mercancía y, después de que «las chicas de juventud» la clasifiquen, la colocan en un gran almacén, ordenada por días y códigos para que todo salga a la perfección.
«Cada persona que venga tiene que venir el día y a la hora que se le asigne» comenta Álvaro sobre cómo se organizan. «Tenemos un listado de la gente que tiene que venir cada día con el nombre y el documento del peticionario, que suele ser el padre, madre o tutor, y el número de regalos que tenga asignado, en función también de la edad y las características».
Ellos son los que lo tienen todo controlado para que, gracias a su trabajo desinteresado, la ilusión de la Navidad llegue a los rincones más necesitados de León. Porque ese es, precisamente, el objetivo, «que no haya un niño que porque haya llegado de Siria hace cuatro meses no tenga juegos, o un niño que porque sus padres estén en el paro no tenga juguetes este año».
Y, además, desde hace unos años lo hacen de forma aun más inclusiva, aunque admiten que «algunos se quejan porque el juguete era para una niña, pero es que ya no distinguimos, el sexismo ya no vale, estamos intentando quitarlo. Y ya no hay pistolas o cosas así» porque todos sus juguetes son nuevos, no sexistas, no bélicos y sostenibles y «la gente suele irse muy contenta».
Al final, eso es lo que más les importa, que «todos los niños tengan su juguete y sus días de felicidad que es lo más bonito».
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Sara I. Belled y Leticia Aróstegui
Doménico Chiappe | Madrid
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