Eva, leonesa donante de óvulos

«Si no me pagasen, lo haría también»

Eva, una leonesa que ha donado hasta en cuatro ocasiones, defiende que su motivación se aleja del dinero: «Estás ayudando a dar vida»

Domingo, 15 de octubre 2023

Eva (nombre ficticio) es leonesa, tiene entre 25 y 30 años y es donante de óvulos. El anonimato que exige la ley, y ella misma, nos impide mostrar su rostro y conocer más en detalle su historia personal. A pesar de ello, esta joven quiere ... dar testimonio de su experiencia como donante habitual en la Clínica Ginecológica de León, centro privado donde se llevan a cabo las extracciones y posteriores fecundaciones 'in vitro' en nuestra provincia.

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Eva es una de las 300 mujeres que han pasado por el centro leonés con la intención de donar su ovocitos, proceso por el cual perciben una compensación de 900 euros, lo mismo que hace 24 años. La ley también impide que los óvulos se compren, pero desde 1999 las clínicas ofrecen una cantidad económica por el tiempo invertido y las molestias que pueda provocar el tratamiento en las donantes.

Para Eva el dinero es una cuestión secundaria. De hecho, sostiene que «si no pagaran, no me importaría hacerlo tampoco». Su motivación se origina en su deseo de «ayudar a dar vida». «Soy donante de médula, pero el hecho de que nunca sepas cuando te van a llamar me frustra un poco, por eso decidí empezar a donar óvulos».

No obstante, Eva reconoce que «no cree» que muchas mujeres se prestaran si no hubiera dinero de por medio. Para ella, los 3.600 euros que ha obtenido por sus cuatro donaciones no son «ni mucho, ni poco», ya que insiste en que es una acción «voluntaria» y que responde al deseo de «ofrecerle a una mujer que no puede tener hijos, tenerlos».

Una posición que choca frontalmente con alguno postulados defendidos por asociaciones feministas como es el caso de Flora Tristán, agrupación que considera que la donación de óvulos es «un blanqueamiento de la explotación reproductiva de las mujeres». Sí coincide la agrupación leonesa con Eva en que, si no hubiera dinero de por medio, las donaciones serían «prácticamente inexistentes, tal y como ocurre en el sistema público».

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«Es como pedirle un préstamo al banco»

Eva

Leonesa donante de óvulos

Otro de los puntos sobre los que pivota la oposición feminista a estas prácticas es la precariedad laboral que les presuponen, en su mayoría, a las mujeres que deciden someterse a estos tratamientos. Eva no lo ve así y no considera que las clínicas se aprovechen, sino que lo asemeja a «pedir un préstamo al banco», ya que la iniciativa parte de la donante: «Tú vas a la clínica».

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Sin embargo, desde Flora Tristán no consideran que la iniciativa se produzca de forma unilateral y ponen el foco en la publicidad que reciben, sobre todo, las universitarias: «En las facultades hay mensajes visuales dirigidos a las emociones de las jóvenes».

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Una vez más, esta no ha sido la experiencia que relata Eva, la cual dice que fue ella la que se informó sobre cómo hacerlo en León, si bien es cierto que reconoce que tras acudir al centro «he empezado a recibir publicidad en el móvil de otras clínicas». «Cuando el teléfono te empieza a escuchar hablar de algo, te sale publicidad».

«A veces me toca ir más despacio en el trabajo»

Eva

Leonesa donante de óvulos

El teléfono le ha escuchado hablar de ello. También su familia y algunos responsables del trabajo -«porque alguna vez he tenido que decirles que ese día tenía que ir más despacio por el tratamiento»-, pero nadie más. No es que Eva lo oculte, pero sí le gusta tratar este tema con el debido respeto y discreción. A pesar de ellos, confiesa que ha animado a alguna conocida a hacerlo, pero «de momento no ha querido ninguna».

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Y es que el proceso de donación de óvulos no es una cuestión inmediata, ya que se trata de un proceso que se alarga por cuatro semanas durante el exhaustivo análisis médico al que se someten las candidatas, otras dos inyectándose diariamente hormona folículoestimulante y, finalmente, la punción ovárica en quirófano y con anestesia de por medio. Un largo camino que Eva ha recorrido hasta en cuatro ocasiones y que, salvo «ese poquito de miedo y nervios» que pasa camino al quirófano, asume con normalidad: «La verdad es que el equipo médico es muy bueno y en todo momento se preocupa por ti».

La cuestión moral o ética sobre la participación en la creación del hijo de una pareja desconocida no es óbice para Eva, sino, en todo caso, un acicate para donar sus óvulos: «Estás dando vida».

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