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NACHO BARRIO
LEÓN
Miércoles, 7 de junio 2017, 17:33
En 'Ensayo sobre la ceguera', una de las obras más características de la carrera de José Saramago, una extraña epidemia provoca la pérdida injustificada de la visión a un buen número personas que pasarán el resto del libro tratando de buscar la solución a la ... vez que dan con el por qué.
Lejos del relato de ficción pero de forma igual de repentina, la Once ha animado a los leoneses a la sombra de la Catedral a probar qué se siente siendo invidente durante poco menos de veinte minutos. En este tiempo, el voluntario tiene que tratar de recorrer con mayor o menor pericia un circuito que emula a una calle cualquiera, con semáforo sonoro, paso de cebra, escaleras y obstáculos, pero con algo que cambia la película: unas gafas de visión reducida con las que ver lo mismo que una persona con retinosis, si no se eligen las que hacen que se haga de noche en la vista del voluntario.
La experiencia, como puede imaginar el lector, genera de inicio un desasosiego total. Uno se siente vulnerable ante un medio que en unos segundos deja de controlar. Toca confiar en el guía o en el bastón para empezar a caminar. Y ahí es cuando comienza todo.
Las texturas del pavimento, los sonidos y todos los estímulos que quedan fuera de la vista son percibidos en una dimensión mayor de la habitual. Uno empieza a entender el por qué de las barandillas, lo fundamental que es escuchar el sonido que emite el semáforo cuando se pone en verde y la gran cantidad de información que se recibe tocando.
Una vez terminado el circuito las gafas van fuera. Vuelven la luz, las proporciones y la información que entra por la vista. Y uno empieza a valorar algo tan normal como despertarse y ver bien, sin más trámites.
El alcalde de la capital, Antonio Silván, vivió también la experiencia, tras la que puso a disposición la ciudad «para que los leoneses experimenten la sensación y así más gente pueda concienciarse». «Si te genera esto veinte minutos, lo que tiene que ser vivir sin ver las 24 horas», comentaba.
Contentos con la iniciativa se mostraban Bernardo Vilorio, consejero territorial de ONCE en Castilla y León y Esther Gallego, técnico en rehabilitación. A su juicio, este circuito es útil «ya que así los leoneses podrán entender el por qué de algunas de nuestras reivindicaciones, que no son un capricho». Sea como fuere, Bernardo hizo hincapié en que León «no es una de las peores capitales en cuanto a accesibilidad, se ha avanzado mucho y claro, sigue quedando mucho por hacer».
Un 'ensayo sobre la ceguera' que sirve para que la concienciación no se quede en una prueba de veinte minutos.
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