La ocupación hotelera en León alcanzó el 90% en los días clave de Semana Santa

La Semana Santa de 2025 cerró en León con un balance «positivo», a pesar de las complicaciones iniciales provocadas por las previsiones de lluvias.

Aunque no se alcanzó el 100% de ocupación en ningún momento, desde la Asociación de Hostelería de León consideran que los datos finales han sido mejores de lo esperado, especialmente tras una semana previa llena de incertidumbre.

Los primeros días del periodo vacacional, de lunes 14 a miércoles 16 de abril, dejaron cifras moderadas, con una media de ocupación del 50% tanto en la capital como en la provincia. Las cancelaciones, especialmente en alojamientos con políticas flexibles, se hicieron notar, y muchos establecimientos arrancaron la semana con una ocupación muy por debajo de lo habitual para estas fechas. La inestabilidad del tiempo y la amenaza constante de lluvias motivaron a muchos turistas a anular sus reservas en el último momento.

No fue hasta los días más importantes, entre el jueves 17 y el sábado 19 de abril, cuando la situación dio un giro más favorable. Durante esos días, la provincia registró niveles de ocupación de entre el 80 y el 90%, mientras que la ciudad de León alcanzó el 90%, consolidándose como uno de los principales destinos en estas fechas. La fuerza de su Semana Santa, declarada de Interés Turístico Internacional, volvió a atraer a visitantes de distintos puntos del país.

El domingo 20 de abril, día de regreso para la mayoría de los turistas, la ocupación volvió a desplomarse hasta una media del 30%, en línea con lo habitual en esta jornada de cierre.

Desde la Asociación de Hostelería de León hacen una lectura optimista: «Se ha trabajado bien. Podía haber ido mejor, sí, pero podría haber sido muchísimo peor. A pesar del tiempo, los días fuertes se salvaron con buena ocupación y movimiento.»

La restauración también ha reflejado este patrón desigual. Los servicios de comida durante los días centrales, especialmente jueves y viernes, funcionaron a pleno rendimiento, con niveles de ocupación que se movieron entre el 90 y el 100%.

En contraste, las cenas fueron mucho más flojas, con una tendencia clara hacia el consumo informal: «La gente tiró más de vino, picoteo, limonadas y tapeo que de cenas formales», comentan desde el sector.

Para el sector, esta campaña representa una «inyección de actividad importante», aunque queda lejos del optimismo de otros años con condiciones meteorológicas más favorables.

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