Los 'oblatos' en la casa de León en Madrid

La Casa de León ha sido testigo de la presentación sel libro de Carlos Junquera Rubio y Secundino Valladares Fernández 'Oblatos de María Inmaculada'

Leonoticias

León

Viernes, 26 de abril 2019, 20:56

Este viernes 26 de abril, ha sido presentado el libro de Carlos Junquera Rubio y Secundino Valladares Fernández con el título «Oblatos de María Inmaculada. Agentes de cambio social y promotores de la modernidad en el Noroeste y el Ártico de Canadá».

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En el acto estuvo presente Alberto Ruiz, oblato de María Inmaculada y autor del prólogo.

Los Oblatos llegaron a Red River en 1845. Este lugar pertenecía entonces a los Territorios del Noroeste que, a lo largo de la historia canadiense, han sufrido diversas mermas territoriales; la última, la de Nunavut. Incluso es fácil pensar que habrá más a corto o largo plazo.

Este libro pretende describir una epopeya concreta: las diversas acciones que emprendieron los misioneros oblatos de María Inmaculada en el Ártico y Subártico de Canadá. Las circunstancias concretas del siglo XIX obligaron a que los misioneros fueran también carpinteros, cazadores, pescadores, educadores, entendidos en medicina, etcétera. Una tarea magistral fue reseñar las lenguas indias y la inuit. Gracias a sus especialistas en lingüística, los oblatos recogieron vocabularios y gramáticas enriqueciendo la cultura eurocanadiense y universal.

Con posterioridad a 1885, los oblatos iniciaron una serie de acciones para integrar a las etnias autóctonas en la nueva sociedad propuesta desde la Confederación. En este sentido, en las zonas árticas y subárticas emprendieron el establecimiento de lo que calificaron de «escuelas industriales», cuyo objetivo era educar y preparar a los jóvenes para que se integraran con un oficio en la sociedad canadiense.

El recién estrenado gobierno federal aportó fondos económicos y los oblatos pudieron abrir diversos centros. Las Hermanas Grises cumplieron con la tarea de educar a las niñas. En pocos años afloraron más de cincuenta «escuelas industriales» que requirieron, en muchos casos, de disponer de internados masculinos y femeninos. La presencia de los religiosos en las regiones árticas y subárticas tiene aspectos negativos como el martirio de algunos de los misioneros, especialmente los que cayeron a manos de los inuit.

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