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Los dos seminarios de la Diócesis de León forman este curso a 19 seminaristas que estudian para ordenarse sacerdotes. N. BRANDÓN

Los nuevos seminaristas de León: «Estaba en el Ejército cuando descubrí mi vocación»

Día del Seminario ·

El seminario San Froilán, que en sus mejores tiempo llegó a albergar hasta 500 seminaristas, cuenta hoy con tres de ellos y dos diáconos a meses de ordenarse | El futuro de los 19 jóvenes que cursan los siete cursos del Grado Superior de Estudios Teológicos en el CSET pasa por convertirse en cura de pueblo o ser misionero en el extranjero

Viernes, 19 de marzo 2021, 08:07

La crisis de fe frena pero no detiene los estudios eclesiásticos. Los dos seminarios de la Diócesis de León, el Conciliar San Froilán y el Redentoris Mater Virgen del Camino, forman este curso a 15 seminaristas y cuatro diáconos que se encuentran en la recta final de la carrera para convertirse en sacerdotes.

Un total de 19 alumnos muy lejos de la cifra que se llegó a tener en «los mejores tiempos del hombre» como dice el rector del seminario San Froilán, Rubén García, cuando se llegó a formar a cerca de 500 alumnos para el sacerdocio. «En los años 90 cuando yo inicié mis estudios en este mismo seminario éramos solo en el San Froilán 15 alumnos», recuerda, constatando así que «la tónica es de descenso en las vocaciones sacerdotales».

Las causas atienden a diferentes factores, como «el descenso demográfico de la provincia de León, el envejecimiento y la falta de conexión de los jóvenes con la Iglesia en muchos sentidos», señala, aunque recuerda que no se puede hacer una comparativa fehaciente con el pasado porque las circunstancias son muy diferentes. «Hay que poner cada cosa en su contexto, aquel boom vocacional de la posguerra también correspondía a causas socioeconómicas y hoy en día estamos en mundos muy distintos».

Un nuevo panorama económico y social que, aunque ha frenado en seco la carrera sacerdotal, no ha logrado detenerla. Ejemplo de ello son Víctor, Marco y Genaro, tres jóvenes que sintieron «la llamada de Dios» y decidieron dar el paso de comenzar una vida nueva cursando los seis cursos y el propedéutico del Grado Superior de Teología que se imparte en el Centro Superior de Estudios Teológicos de León -afiliado a la UPSA-, en el seminario San Froilán.

«Estaba en el Ejército cuando descubrí mi vocación»

Víctor

Víctor Moreno es uno de los estudiantes más jóvenes del seminario San Foilán. A sus 22, estudia el curso propedéutico, una iniciación al grado propiamente dicho de estudios eclesiásticos. La historia de este leonés es especial. Tras matricularse en Historia en la Universidad de León y dejar la carrera para empezar una nueva vida en el Ejército, descubrió su vocación.

«Estaba en Artillería en Burgos y a través del pater que teníamos en el cuartel fui viendo mi vocación ayudándolo en el día a día. Meditándolo mucho vi que este podía ser mi camino y decidí salir del Ejército y venir aquí».

Los seminaristas toman sus lecciones en el seminario Conciliar San Froilán. A.G
Imagen principal - Los seminaristas toman sus lecciones en el seminario Conciliar San Froilán.
Imagen secundaria 1 - Los seminaristas toman sus lecciones en el seminario Conciliar San Froilán.
Imagen secundaria 2 - Los seminaristas toman sus lecciones en el seminario Conciliar San Froilán.

Víctor, que explica que la vida en el seminario es similar a la de cualquier estudiante universitario, con las rutinas de clases y tiempo libre para sus aficiones, cuenta que en el futuro, aunque se acogerá «a lo que decida la diócesis», se ve siendo cura de pueblo. «A mí me gustaría estar en un pueblo por la vida rural y dar servicio allí, es lo que más me atrae».

«El servicio en los pueblos me ha chocado porque ves la realidad de las iglesias vacías»

Marco

Marco, que cursa quinto de Teología, es natural de Sicilia. Su estancia en el seminario Redentoris Mater responde a la experiencia del camino neocatecumenal, un programa en el que participan cerca de 120 seminarios misioneros de todo el mundo.

«Nosotros somos diocesanos y misioneros, por lo que después de esta formación vamos dos años de misión por el mundo al destino que sea», explica, asegurando que en el futuro «iré a donde Dios quiera, ya sea aquí en León o en otra parte del mundo».

Aunque reconoce que al principio adaptarse a León, lejos de su familia y su ambiente, le ha costado, asegura que está aprendiendo infinidad de cosas. «El domingo el servicio en los pueblos me ha chocado un poco porque ves la realidad de las iglesias vacías, con poca gente y a veces te sientes un poco inútil», confiesa, aunque mantiene que, con los años, ha pasado «de vivirlo como un peso a vivirlo como un regalo, poder estar ahí con las personas y disfrutar el día a día».

«Estando aquí me doy cuenta de que la fe no es un sinsentido»

Genaro

Al igual que Marco, Genaro es uno de los seminaristas del Redentoris Mater que forma a hombres de hasta nueve nacionalidades diferentes. Natural de California pero de orígenes mexicanos, Genaro recuerda que cuando llegó hace cinco años al seminario lo único que tenía en común con España era la lengua.

Un choque cultural en el que el apoyo de sus compañeros y profesores ha sido fundamental porque «todos estamos más o menos igual y nos vamos ayudando es la vocación al sacerdocio que el Señor nos llama».

Aunque reconoce que hay momentos «en los que cuestan los estudios», el estadounidense se aferra a su fe: «Vas encontrando un gusto a todo, en los pueblos puedes ayudar y es una forma de ver que la fe no es un sinsentido, que se comprende, que aunque es un poco complicado se puede comprender».

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