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Cuando Raquel Gago acuda en los próximos días al Centro de Inserción Social (CIS) Victoria Kent, en el madrileño barrio de Delicias, la antigua cárcel de Yeserías, sabrá que nunca más regresará a prisión por el crimen que le llevó a ser condenada.
Obtiene la ... libertad sin haber cumplido la mitad de la condena, algo previsto en la legislación penitenciaria y en su caso avalado por los informes internos de vigilantes, funcionarios y personal de tratamiento. Raquel Gago es calificada en todos ellos como una interna «ejemplar» en todos los aspectos y eso incluye los considerados tratamientos de rehabilitación.
La previsión inicial de los servicios penitenciarios es que Gago acceda al regimen de semilibertad en el propio CIS donde podrá salir a diario a trabajar o realizar cursos regresando al mismo unicamente para dormir. Eso sí, podrá disponer de los fines de semana en libertad sin limitación alguna de movimientos.
Será ese el primer paso, pero casi de inmediato y en un plazo no superior a los tres meses según fuentes penitenciarias, podrá disponer de un control por pulsera lo que le permitirá no regresar al CIS para pernoctar aunque sí tendrá que acudir a 'controles' rutinarios muy limitados.
De este modo la exagente de la Policía Local de León, condenada a 14 años por el crimen de Isabel Carrasco, alcanzará la libertad vigilada sin llegar a cumplir la mitad de la condena. Hasta la fecha gozaba de una calificación de 'segundo 100' por su excelente comportamiento y había disfrutado de seis permisos que se desarrollaron según los informes de su expediente sin incidente alguno.
El 12 de mayo de 2014 Raquel Gago, agente de barrio de la Policía Local de León, acudió a casa de Triana Martínez a tomar un té. Ambas se citaron en la vivienda situada a escasos metros de una conocida gasolinera, en el barrio de Eras de Renueva. Triana compatía piso con su madre, Montserrat.
60 minutos después de aquella cita Gago conversaba con un vigilante de la ORA en la calle Luca de Tuy. Hasta allí había acudido, en principio, para comprar material necesario en sus clases de manualidades. Fue entonces cuando casualmente apareció Triana y le pregunto: «¿Tienes el coche abierto?».
Minutos después Raquel Gago supo que Triana Martínez y su madre, Montserrat González, habían sido detenidas como sospechosas del asesinato de Isabel Carrasco. Gago prefirió callar e inicialmente no comentó ni su cita con las detenidas ni el hecho de que el bolso de una de ellas estaba en su vehículo.
Fue horas más tarde cuando, tras prestar servicio en la zona de la Diputación, aseguró que había localizado el bolso en el suelo de su vehículo cuando introducía una bicicleta. Dentro, estaba el arma del crimen.
Llamó a un amigo policía, alegó estar en shock y confesó lo ocurrido. Esos hechos supusieron la base de su condena a 14 años de prisión. Gago alega que nunca supo que Triana y su madre planeaban matar a Isabel Carrasco. El jurado y el Supremo no dan crédito a su versión y la consideran partícipe del crimen.
El artículo 36 del Código Penal establece que el tribunal sentenciador podrá acordar que cuando las penas impuestas sean superiores a cinco años, la clasificación en tercer grado sea posible a mitad de la condena salvo en delitos concretos como terrorismo, agresiones sexuales a menores de 13 años o violencia de género.
De ahí que en este caso, a pesar de ser superior a cinco años, ni es delito concreto de los que lo exigen, ni el tribunal lo acordó, por lo que puede ser clasificada en tercer grado, sin haber alcanzado la mitad de la condena.
ubicada en Alcalá de Henares, donde disfrutaba del segundo grado aplicando el artículo 100.2, que es el más benévolo para los reclusos en esta situación.
Gago empezó a cumplir su pena el 20 de diciembre de 2016 cuando ingresó en la prisión de León, ubicada en Mansilla de las Mulas. El Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León (TSJCyL) había decretado el día anterior el ingreso en prisión de la expolicía local, después de que el Supremo aumentara en dos años la pena para Gago por complicidad y tenencia ilícita de armas.
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El Supremo confirmó el 15 de diciembre de 2016 las condenas de 22 y 20 años por el asesinato de Isabel Carrasco a Montserrat González y su hija Triana Martínez, respectivamente, y elevó en dos años, de 12 a 14, la pena al Gago por complicidad y tenencia ilícita de armas.
El TSJCyL le había retirado a Gago el delito de tenencia ilícita de armas, pero el Supremo lo volvió a tener en cuenta y aumentó su condena. La sentencia del Supremo casi triplicó la pena que le había impuesto la Audiencia de León -después revisada por el TSJCyL-, que sólo condenó a Gago a cinco años de cárcel como encubridora del asesinato de Isabel Carrasco y por tenencia ilícita de armas.
El tribunal que juzgó el caso la absolvió del delito de asesinato en contra del veredicto del jurado y de la posición mantenida por la Fiscalía, al asumir que las preguntas que debía responder el jurado estuvieron mal formuladas, según relataba Efe en su día.
Gago perdió su empleo como agente de la Policía Local de León después de la sentencia del Supremo, ya que el Ayuntamiento mantenía un expediente de suspensión de funciones vigente hasta el fin del procedimiento judicial, que concluyó con su expulsión del Cuerpo.
La expolicía entregó en Comisaría el arma con el que Montserrat González confesó haber matado a Isabel Carrasco y explicó que la había encontrado casualmente en su coche, donde supuestamente la había escondido su amiga Triana Martínez sin que ella se percatase.
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