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La hostelería de León está de luto. Tras 15 años sin cambios, la nueva Ordenanza Municipal de Terrazas y Elementos Auxiliares de Hostelería y Restauración en el Municipio de León se encuentra en periodo de alegaciones a la espera de la aprobación definitiva, que supondrá «pérdidas económicas graves para todos los hosteleros», como apuntan desde la Asociación de Hostelería.
Esta nueva normativa busca «garantizar la accesibilidad de toda la población a los espacios públicos», ya que la ley anterior contenía numerosas «lagunas» relativas a la regulación del espacio público. Algo que para algunos hosteleros de la ciudad era «muy necesario» y «sigue la tónica europea», pero que para otros es «una auténtica ruina», que les provocaría pérdidas de «hasta la mitad» de lo que ganan en los meses de verano.
Según datos de la Consejería de Transparencia, Ordenación del Territorio y Acción Exterior, la ciudad de León, que contaba en 2023 con 121.000 habitantes, supera los 1.300 bares. Todos ellos se verán afectados con estas nuevas medidas, que engloban novedades como un espacio concreto entre la pared y terraza, delimitaciones de tramos, cambios en el encadenamiento del mobiliario o cuestiones cromáticas.
José Antonio Diez aseguró recientemente en una entrevista de Leonoticias que la normativa contará con «un plazo para adecuar los espacios», ya que desde el consistorio son conscientes de que «hay terrazas que dejarán de existir», ya que no podrán hacer frente a la inversión que supone estos cambios.
Paula Álvarez, gerente de la Asociación de Hostelería de León, anticipa una «situación muy complicada» para los hosteleros. Añade que se estima que en torno a «un 30%» de los veladores de toda la capital desaparezcan, entendiendo como veladores la instalación de una mesa cuadrada con sus cuatro sillas correspondientes y una sombrilla.
Incide en que esta situación «no solo afectará al centro histórico» de la ciudad, sino que todos los barrios se verán afectados, en especial las plazas y las calles más estrechas. En el caso de las plazas, el espacio que podrán ocupar las terrazas no excederá del 40% de la superficie peatonal total y se distribuirá entre todos los solicitantes en función del aforo de cada establecimiento y de las líneas de la fachada.
Las opiniones de los hosteleros son diversas. Si bien todos reconocen que se enfrentarán a «grandes pérdidas económicas», algunos lo califican como «algo necesario que ya se ha aplicado en Europa» y para otros es «algo completamente absurdo» que convertirá las fachas de los bares «en escaparates».
El responsable de un local de la zona del Cid asegura que muchos hosteleros llevan años «abusando de la normativa vigente» y que era necesario renovarla. También apunta la necesidad de «convivir lo mejor posible» con los vecinos de la zona y en como el cumplimiento de estas medidas lo favorecerá.
Los hosteleros afirman que lo recaudado por cada mesa de terraza al día «ronda los 30 euros», por lo que en el caso de tener «que retirar seis mesas» las pérdidas diarias ascenderían a los 180 euros.
Otros gerentes no tienen cifras tan claras, pero aseguran que las terrazas les proporcionan «alrededor de la mitad de los ingresos de verano», en el caso de locales con interiores pequeños, y «en torno a un tercio» de lo recaudado en establecimientos más grandes con salones interiores.
Para muchos camareros esta situación supondría la desaparición «no solo de terrazas y bares, sino del pequeño comercio». Hosteleros de la zona centro aseguran que León «vive de la hostelería» y que sin ella desparecerían los «pequeños comercios que aún quedan en la zona», ya que mucha gente acude a ellos «después de tomar algo en el bar de enfrente».
A su vez, consideran que se quitaría «vida a las calles», convirtiendo las cristaleras de los bares «en meros escaparates» y lanzan propuestas como la creación de boulevares. Algunos bares del centro proponen crear boulevares en calles peatonales de la capital, de manera que los establecimientos puedan colocar sus mesas en el centro de la vía sin impedir el paso de los viandantes por ambos lados.
Todos los lienzos de los toldos deben quedar completamente replegados y las sombrillas cerradas y almacenadas en el interior del local.
En ningún caso puede autorizarse el almacenamiento de ningún elemento que no esté autorizado como parte de la terraza.
Por motivos de seguridad es obligatorio encadenar el mobiliario, pero en ningún caso se podrá hacer apoyándose o utilizando ningún elemento del mobiliario urbano o elementos vegetales.
No se permite cubrir los elementos almacenados con plásticos, lonas u otros materiales.
A fin de evitar la producción de molestias por ruidos, los elementos con los que se sujeten los muebles deberán estar fabricados o recubiertos de materiales que amortigüen la producción de sonido a causa de su manejo.
Horarios: se establecen tres horarios, según la época del año, para el uso y disfrute, además de la recogida, de este mobiliario. Del 6 de octubre hasta el Viernes de Dolores será de 8:00 a 23:30 horas, de domingo a jueves, y cierre media hora más tarde los viernes, sábados y vísperas de festivo. De Viernes de Dolores a 15 de junio, a diario se podrá recoger a las 23:59 y en fin de semana y vísperas será a las 1:30 horas. Y en verano, del 15 de junio al 15 de octubre, se amplía hasta las 1:00 horas, de domingo a jueves, y hasta las 2 el resto de excepciones.
La ubicación en la calzada será condicionada a garantizar unos requisitos de seguridad, adaptabilidad y estética y no se podrá superar más de un 20% de las plazas en el centro y el 25% en el resto de la ciudad.
Se deberá respetar un tramo peatonal accesible de 1,80 metros entre fachada y terraza. Esta norma quedará exenta para el casco histórico siempre que garanticen otro tramo peatonal accesible de esa distancia.
En la calzada, las terrazas deberán tener una plataforma que las eleve a nivel acera y la superficie ocupada se delimitará con protectores laterales de máximo tres lados.
Las sillas tendrán que ser apilables, de material resistente y fácil limpieza. Se autorizará la instalación de sombrillas desmontables de un diámetro máximo de cinco metros y que no supongan peligro para usuarios, con altura mínima de 2,20 metros y máxima de 3,50.
Los colores permitidos serán crudos y naturales: blanco, arena, beige, hueso, cámel y tonos tierra de baja saturación. No se permitirán colores brillantes, vivos, reflectantes o vidrios. Por petición unánime de hosteleros de una calle se permitirá el color negro.
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