Nervios, olor a nuevo y expectativas en un Palacio de Exposiciones que cobra vida

La de la mañana del martes era una primera vez colectiva. El horario era una referencia estimativa en un aprendizaje común. Tanto los de fuera como los de dentro estrenaban el Palacio de Exposiciones de León con un objetivo claro: adaptarse cuanto antes para sacarle el máximo partido.

León estrena su gran espacio, su salón principal, su escaparate al mundo.

Nervios, carreras y preguntas fueron la tónica de la mañana, en la que el propio ritmo del Unvex 2018 fue el encargado de ir poniendo calma.

Se iban viendo los primeros 'corrillos', los primeros encuentros en los que trazar de forma informal las posibles colaboraciones futuras. El bar también era buen rincón en el que compartir las primeras experiencias, en un espacio que se va pareciendo a hermanos mayores como el Ifema.

Los stands, situados en el perímetro y centro del Palacio, abrían a tiempo. No hay uno sin detalle, no hay marca sin lucir el último grito en tecnología y no hay comercial dispuesto a explicar qué ha traído la empresa hasta León.

El Black Hornet, operado por la Unidad de Operaciones Especiales del Ejército del Aire, genera comentarios en el espacio castrense. Comparte lugar con el 'dron reaper', ese aparato que todo el mundo espera que llegue desde Francia hasta León pasando por Navarra, en un viaje pionero que recuerda al de los Hermanos Wright.

Los equipamientos militares comparten lugar con piezas que ya son imprescindibles como el Targus y el Pelícano de Indra, o los ultraavanzados sistemas casi invisibles. Unvex es el punto de encuentro de todos ellos en el que tomar el pulso a la industria europea en un dia de nervios, carreras… y esperanzas.