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«Cuando terminé la universidad en el año 1994, el concepto de emprendedor hacía referencia al entorno empresarial, y lo social pertenecía al tercer sector, a las ONG. La idea de emprendedor social rompe las barreras que existen entre ambos«. La que ha tomado la ... palabra es Ana Alonso directora de la organización que lleva su nombre.
«Un emprendedor social es una persona cuya prioridad es resolver un reto por encima de cualquier interés personal y económico, y lo hace de manera totalmente sostenible, innovadora y escalable. Lo verdaderamente revolucionario y emocionante es que desmonta el mito de que el emprendimiento pertenece al negocio y lo social a las ONG para unir lo mejor de los dos mundos: la vocación de lo social con la eficiencia del mundo de la empresa» apostilla Alonso.
Ella sabe de lo que habla, porque antes de desembarcar en el mundo del emprendimiento social su trayectoria era otra. «Crecí pensando que el sector social y el empresarial estaban completamente separados, tenía mis acciones de voluntariado en mi tiempo libre y luego mi trayectoria profesional», asegura. Después de haber trabajado como arquitecta y formar parte de la Junta Directiva de la Asociación Activos y Felices Ana Alonso descubrió el mundo del emprendimiento algo que le cambió la vida.
«Comprendí que para generar impacto en la sociedad no tenía que trabajar solo en una ONG, sino que podía hacerlo a través de un vehículo eficiente e innovador. Pensé que, si no trabajaba en una organización que fuese a marcar la dirección de los grandes retos sociales de los próximos años, me iba a quedar fuera. Lo mío es puro egoísmo, porque esto es el futuro. El movimiento en el que estoy metida es una manera de ver la vida más que una actitud o una profesión en sí», afirma Alonso.
Los mayores que desean vivir solos en su casa, la accesibilidad universal junto al desarrollo de encuentros intergeneracionales tocando temas tan importantes, como la educación, el medioambiente son el objetivo de este innovador proyecto.
«Hemos demostrado que la empatía de la infancia hacia los mayores es el motor principal para que resolver retos sociales se convierta en una trayectoria vital. Si somos capaces de educar a los jóvenes en los valores de la empatía y el trabajo colaborativo, vamos a construir una sociedad no de emprendedores sociales, sino de agentes de cambio, en este caso los encuentros intergeneracionales son la clave del éxito», completa Ana. «Vemos que más allá de la desigualdad económica, generacional o tecnológica, existe una nueva entre aquellas personas que saben que pueden participar en el cambio y aquellas que no. La pregunta del futuro no será 'a qué te quieres dedicar' sino 'qué problema quieres resolver'.
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