La sangría demográfica de la provincia de León es evidente, con una pérdida constante a nivel poblacional que tiene su reflejo en todos los ámbitos de la vida, también en el económico, y con aspectos muy preocupantes como la tasa de población activa.
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Son muchos los motivos que explican esta pérdida de músculo demográfico de la provincia leonesa pero, sin duda, uno de ellos es que uno de sus corazones económicos, las cuencas mineras, ha dejado de bombear riqueza y, por tanto, potencial demográfico al territorio leonés.
En el último cuarto de siglo, desde 1998, todos los municipios mineros leoneses - siguiendo el listado con el que la Junta de Castilla y León diferencia a los ayuntamientos con esta categoría - han perdido casi 35.000 habitantes (34.913): han pasado de tener 112.939 vecinos a 78.026 en 2023.
Esta fuerte caída poblacional tiene, sin duda, su génesis en el cierre de las explotaciones mineras de interior, llevado a cabo el 31 de diciembre de 2018 pero que sólo significó el final de un proceso de declive de la actividad extractora de carbón en la provincia de León que fue progresivo durante las últimas décadas.
Hay municipios que lo han sentido especialmente. Se lleva la palma Villablino que ha pasado de rozar los 15.000 habitantes en 1998 a, en 2023, estar por debajo de los 8.000 (7.845). El municipio lacianiego ha perdido 7.111 habitantes en este periodo, el 47,5% de su población.
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El municipio más afectado, en términos porcentuales, ha sido Crémenes, que ha perdido 664 habitantes, pasando de 1.194 a 530 (-55,6%), seguido de Murias de Paredes, que también ha perdido a más de la mitad de su población, pasando de 703 vecinos a tan solo 349 (-354) en este periodo de 25 años. Otros como Igüeña (-47,9%), Sabero (-47,4%), Cebanico (-46%), La Pola de Gordón (-45,4%) o Las Omañas (-45,3%) también aparecen entre los que más pérdida poblacional han sufrido.
En términos absolutos, es decir, en número total de vecinos perdidos en estos 25 años, Villablino es el más afectado, con esos 7.111 habitantes menos desde 1998, seguido de los 2.867 de Bembibre o los 2.397 de La Pola de Gordón.
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Esta pérdida poblacional de los municipios mineros ha sido todavía más importante que la de la provincia leonesa en sí. León contaba en 1998 con 506.365 habitantes por los 447.463 de 2023 - dato que ha vuelto a caer en el último dato poblacional, no disgregado por municipios, del 1 de enero de 2024 -, lo que supone una caída de 58.902 habitantes (-11,63%).
La sangría demográfica de las cuencas ha sido todavía superior en términos porcentuales: casi uno de cada tres habitantes de estas comarcas ya no residen allí, ya que los censos actuales reflejan un 30,9% menos de población.
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Analizando el peso poblacional de las cuencas con el total de la provincia, ese descenso de importancia es también notablmenete perceptible, pasando de suponer el 22,3% del total de la población de la provincia leonesa a apenas el 17,44%.
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