Las mujeres destejen los desequilibrios en Botines

La plaza de Botines ha vuelto a erigirse como el espacio icónico del movimiento feminista. El lugar donde cada primer lunes de mes -o cuando una mujer es asesinada por la violencia machista- se concentran para exigir el fin de la violencia machista ha sido el escenario elegido para dar voz a la madeja, un espectáculo de Irene De Paz que no ha dejado a nadie indiferente.

Bajo la atenta mirada de más de medio centenar de personas, así como del propio Gaudí, la artista ha tejido un relato lleno de metáforas y significado, utilizando para ello el hilo rojo que adornaba la plaza, simulando inicialmente la sangre de las víctimas que se transforma poco a poco en algo bello gracias al tejer y a la superación. Un hilo que además de simbolizar la unión de las mujeres, no solo las presentes sino también pasadas y futuras, representaba las ataduras de la sociedad patriarcal.

Al ritmo de la música, De Paz ha salido de su escondite en el Palacio de los Guzmanes para interaccionar con los presentes, entre ellos, el mismo presidente de la Diputación, quien ha tenido que dejar de lado su faceta política para dar el salto al escenario.

Tras esto, la obra ha continuado su camino, donde la performance ha subido a las alturas, literalmente, con equilibrios en la cuerda floja a la par que ataba sus piernas y manos con el hilo, simulando las ataduras que son impuestas por el patriarcado, siendo el cable una metáfora de los equilibrios que las mujeres deben hacer en el día a día.

De la mano de una actividad tan ancestral como el tejer, y «tan ligada a las mujeres», como desde la propia organización han señalado, la protagonista ha conseguido superar las ataduras, «que representan las cosas que le hacen daño y le impiden continuar».

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