Los 10 motivos para salir a la calle el 16-F

León se muere. León languidece. La provincia queda vacía. Son algunas de las frases más repetidas por los sindicatos en los últimos años. Unas afirmaciones sencillas de comprobar y en las que se refleja que la pérdida de población de la provincia es constante. Sólo en el último año la provincia perdía 11 personas al día en los últimos seis meses.

Y con este dato se entiende mejor el descontento de la provincia ya que casi la mitad de la pérdida de toda Castilla y León procede de la provincia de León. Este es el frío dato que arroja la encuesta sobre cifras de población que publicaba a inicios del año el Instituto Nacional de Estadística y es que en la provincia de León se han registrado 460.415 personas por las 462.496 personas que vivían en la provincia en enero de 2019, con una pérdida de 2.081 leoneses en tan solo seis meses.

Los pocos habitantes que quedan en la provincia no encuentran trabajo con la facilidad que les gustaría y es que los cierres de pequeños comercios y la deslocalización de grandes empresas han dejado una situación preocupante.

León concluyó 2019 con 27.000 parados (21.600 en 2018) y una tasa de desempleo del 13% (10% en 2018) y 180.500 ocupados (180.800 en 2018), el 52 por ciento (50 en 2018). Los datos del inicio del nuevo año no son alentadores y tanto sindicatos como asociaciones empresariales se han mostrado «preocupados». Desde la Federación Leonesa de Empresarios aseguran que los datos marcan un leve incremento en la la tasa de actividad «que se incrementa hasta el 52.14% aunque continúa siendo una las más bajas del país reflejando así el envejecimiento que sufre la provincia y la pérdida de población». Unos problemas que parecen retroalimentarse entre si.

El medio rural leonés se sustenta principalmente de la agricultura y la ganadería (tras el cierre de la minería). Las agricultores y ganaderos ven como los avances no llegan a la provincia ni a través de los nuevos regadíos ni a través de mejoras en la gestión de los recursos desde la comunidad ni con la concentración parcelaria.

Agricultores y ganaderos se quejan de los precios ante unos años especialmente difíciles en los que la sequía en algunos casos y las excesivas lluvias en otros no han conseguido que las cosechas sean lo esperado.

Ni una mina abierta, ni un minero activo. En las cuencas leonesas solo quedan explotaciones cerradas y desempleados en el sector. Es el fin. Ahora, eso sí, con una propuesta de reindustrialización que aunque parecía firme, todavía no llega.

En los últimos días se ha conocido que el prematuro cierre de la minería en España no era necesario y tampoco ha sido tan beneficioso como parecía ya que en nuestro país se cierran térmicas y se recibe 307 millones de euros; mientras Alemania las prorroga hasta 2038 y tendrá 877 millones.

El anuncio de la multinacional Vestas de abandonar la provincia unió a la sociedad leonesa en una lucha que no logró la totalidad de su objetivo, ya que la firma abandonó Villadangos, pero en su lugar se instaló una nueva factoría. El anuncio del cierre sorprendió a la provincia por la cantidad de puestos laborales que se perdían, pero los cierres de otras pequeñas empresas que se suceden a lo largo del año y no son tan publicitados también influyen en el tejido industrial de la provincia que cada vez es más pobre.

Los datos de finales de 2019 dejaban una alerta a la sociedad y la desaceleración evidenciaba su efecto en León que perdía 123 empresas en un año y la creación de empleo se estancaba. El número de empresas cotizantes a la Seguridad Social descendió en León (12.929), un 0,9 por ciento y el empleo generado por estas actividades tan sólo creció en León (108.608), un 0,1 por ciento.

El futuro del medio rural leonés también está en duda y las administraciones no ayudan a mantenerlo vivo. La reforma de la sanidad propuesta por el nuevo equipo de gobierno de la Junta de Castilla y León ha puesto en vilo a las pequeñas localidades de la provincia que temen el cierre de los consultorios.

Por otro lado, los hospitales han sufrido una situación crítica con la gripe demostrando, bajo el punto de vista de los responsables sindicales de León, que «las políticas de cierre de camas no son efectivas y ha provocado una serie de perjuicios en la población». El Bierzo sigue esperando la radioterapia y otras promesas que parece no acaban de llegar.

Las aulas de los colegios de la provincia de León se vacían poco a poco hasta su cierre en las localidades más pequeñas. Una triste realidad relacionada con otros de los motivos por los cuáles asistir a la manifestación de este 16 de febrero. A finales de 2019 comenzó el nuevo curso escolar con uno de los peores titulares que se podían leer: León, única provincia en la que cae el número de alumnos.

La educación en la provincia sufría una caída en el número de alumnos con 59.448, lo que supone 95 menos que en el curso anterior. Pero esta no era la única noticia negativa para el nuevo inicio de curso, ya que algunos de los alumnos del medio rural tuvieron que cambiar de colegio por el cierre de cinco escuelas rurales.

La situación de la provincia parece no mejorar y las promesas de las diferentes administraciones se acumulan sobre los despachos y no acaban de llegar. Torneros, el AVE, la Variante, la León-Valladolid… muchas han sido las declaraciones de intenciones de los diferentes gobiernos autonómicos y centrales, pero el resultado siempre ha sido el mismo.

Este es uno de los principales motivos de la manifestación y de la creación de la Mesa por el Futuro de León, que las promesas comiencen a ponerse sobre piedras.

Si la crisis económica de la que todavía no termina de recuperar España se ha cebado con alguien es con los jóvenes. Un sector de la población que cada vez ocupa menos espacio en la provincia. Los llamados 'talentos huidos' se suman a los jóvenes que no encuentran trabajo y que tienen que abandonar León en busca de un empleo.

Un sector en el que las condiciones laborales son más precarias que en otros y que en la provincia de León, este dato es manifiesto y en un periodo de 15 años ha perdido prácticamente la mitad de sus asalariados jóvenes, pasando de los 54.500 menores de 35 años con trabajo en 2005 a apenas 29.900 en el año 2019, según los datos facilitados por el Instituto Nacional de Estadística (INE).

León sigue perdiendo población mientras los nacimientos disminuyen. Y la situación en la provincia no es la mejor para ampliar la familia y en envejecimiento de la población hace que los fallecimientos sigan superando a los nacimientos. Un saldo vegetativo negativo que sigue siendo, año tras año, el peor de la comunidad. El primer semestre de 2019 deja unos datos que muestra la triste realidad de una provincia que cada año pierde más población. Los datos oficiales de nacimientos y defunciones dejan en la provincia leonesa un saldo negativo de 2.130, con tan sólo 1.152 nacimientos en el primer semestre y un total de 3.282 muertes desde enero a junio de 2019.