Sin saber muy bien cómo llegó, lo cierto es que desde hace unos días ve los días pasar en lo alto de un cajetín eléctrico ubicado a la entrada del parque. Él (o ella) permanece sentado, con las palmas de las manos apoyadas en la parte superior de las rodillas. Mirando al suelo como el que reflexiona. Como el que hace balance. Quizás pensando en cómo llegó hasta ese punto.
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Una misteriosa escultura da la bienvenida a todo aquel que entra en el parque situado en la explanada de la Junta de Castilla y León, a pocos metros de la representación del pendón leonés.
De origen desconocido, hasta la fecha no ha habido una sola de las fuentes consultadas que haya podido dar con un origen certero a la obra. Desde los que apuntan a que puede tratarse de una broma hasta los que señalan que algo hay detrás de su instalación, no hay leonés que hasta el momento pueda ofrecer una explicación real.
Sin gestos ni detalle, la escultura humana está compuesta por un esqueleto firme cubierto de un papel blanco endurecido (en algunos puntos rojo).
Ni el Ayuntamiento de León ni los artistas consultados logran dar con quién es el autor ni con el motivo de la instalación.
De momento él (o ella) sigue ahí, dándole vueltas a la vida en un León que ya le va buscando nombres, desde El Pensador hasta Mr. Pandemia, como apuntaba el locutor leonés José Manuel Mures.
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