La mesa por León ha muerto; pero León lleva en coma mucho más tiempo

Hoy leo con estupor la noticia de que la famosa «Mesa por León» ha fracasado. Un proyecto que buscaba aunar esfuerzos entre la clase política, empresarial y social en beneficio de una ciudad, León, que lleva en coma bastante más tiempo de lo que la propia sociedad imagina.

Hace más de 10 años que salí de León en busca de una oportunidad laboral que mi ciudad no me estaba proporcionando. Desde entonces, son muchas las historias de otros tantos jóvenes que han emprendido viajes similares al mío con destino a otras provincias, o incluso hacia el extranjero, buscando un futuro personal y profesional.

No soy, no somos, los únicos que nos hemos ido y que, desde entonces, vemos languidecer, año tras año, a nuestra querida ciudad de León. Hay un axioma que define perfectamente esta cuestión. «La clase política es fiel reflejo de la sociedad en la que se desarrolla».

No entiendo muy bien por qué nos sorprendemos ante la noticia de que esta iniciativa política ha fracasado. León, y su sociedad en general, tienen un grave problema desde hace mucho más tiempo. No ha existido, no existe, aunque ojalá exista en un futuro, una mentalidad de colaboración que permita el desarrollo de proyectos que busquen el beneficio común de todos. Todo es conmigo o contra mí. Esta forma de pensar, siempre de confrontación, ha impedido que múltiples proyectos educativos, empresariales, deportivos o sociales se hayan podido desarrollar de forma estable.

Me gustaría hacer un análisis de cuántos proyectos empresariales no se han desarrollado en los últimos 10 años. Estoy convencido de que si hiciéramos un análisis económico nos daríamos cuenta de que León, y su provincia, tiene muchos atractivos para la inversión pero que por culpa de su clase política, empresarial o social han huido buscando en Galicia, Asturias, o en otras provincias de Castilla y León, un acomodo más propicio para el desarrollo de proyectos estructurales de primer nivel.

La famosa «Mesa por León» era una iniciativa abocada al fracaso desde el principio. No había una representación política, económica, empresarial con las ganas y los deseos de sacarla adelante. Tampoco había una representación de la sociedad que permitiera poner límites al uso político de la iniciativa ya que «todos iban hacerse fotos» en vez de trabajar «para sacar proyectos». Tenemos los que nos merecemos, y hasta que alguien no cambie, y nos haga cambiar, sobre la forma que tenemos de estructurar el futuro de la ciudad seguiremos teniendo lo mismo. NADA.

Hay muchos perfiles, personas, que les encantaría regresar a León y poner su granito de arena. Pero de esta forma, lo veo difícil, casi imposible.

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