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Belén mantiene viva la presencia de su padre. Lo hace en la distancia. No le puede ver y es imposible que pueda tenderle la mano. Enfermo, con patologías asociadas, es un paciente comprometido por el Covid-19 y en el Hospital de León busca el último hilo al que aferrarse.
La situación de su padre, reconoce, no es una excepción. En el Hospital de León, como en otros muchos, la línea que separa la vida de la muerte se ha convertido en demasiado fina.
«Mi padre, ingresado en el hospital de la virgen blanca por una neumonía ha dado positivo en la prueba del coronavirus. Ingresó con una infectación a nivel pulmonar y con una presión parcial del oxígeno por debajo de 90 (85 ayer). Por lo tanto necesitaría ser entubado para tener más posibilidades de sobrevivir«, recuerda Belén.
Antes de todo ello tuvo un primer ingreso en el Hospital de León, una derivación al Hospital San Juan de Dios y un reingreso en el CAULE atendiendo a un posible positivo por Covid-19 posteriormente confirmado.
Ya en planta su situación clínica resultó cada vez más comprometida hasta alcanzar un punto crítico: «Me llamaron del hospital informándome de su estado. Al tener una patología como fibrosis pulmonar, y pese a precisar de respirador, no era candidato a ser intubado«.
«Hoy por hoy, los hospitales dependen del Ministerio de Sanidad castran a los médicos con unos estrictos protocolos. Yo no pido que saquen a ningún enfermo de la UCI para meter a mi padre, sería egoísta e incongruente. Sólo pido, que sabiendo con seguridad que hay camas vacías en la UCI y respiradores se utilicen cuando un enfermo lo necesite y no se queden vacías a la espera de más casos que si den el perfil y si tengan opción a ellas«, sentencia.
El problema, recuerda, viene de los protocolos que «impiden a los médicos aplicar el juramento hipocrático, con una falta de ética y moral absoluta. Esa falta de respeto hacia el ser humano, decidiendo quién sí y quién no puede tener opciones de sobrevivir. Para mí eso tiene un nombre... yo lo denominaría asesinato encubierto«.
En todo caso Belén insiste en que es necesario «agradecer a todos los médicos, enfermeros, amigos y familiares que están apoyando mi lucha por mantener a mi padre vivo y querer darle una oportunidad». Otra cosa es el sistema y los protocolos que obligan, según recuerda, a elegir entre los pacientes a aquellos que tienen más opciones vitales y los que no disponen de un «porcentaje» tan elevado y por lo tanto «se les condena».
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