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Matías Llorente siempre ha sido un 'alma libre'. Lo era en los tiempos en que ostentaba la representación del PSOE y lo sigue siendo ahora, cuando ejerce como leonesistas convencido.
Nunca se ha sentido obligado por la disciplina de ningún partido y, si acaso, ha asumido una cierta lealtad en aquellos puntos que podrían resultar coincidentes con su singular visión de la política.
De ahí que, hoy, no resulte sorprendente advertir que mientras la UPL camina en una dirección él lo hará en la contraria. «Es Matías», se advierte entre los leonesistas.
Y así es, ahora más que nunca.
Fue el pasado 27 de abril cuando Llorente remarcaba en el pleno de la institución provincial su fidelidad al acuerdo tomado.
Llorente, en su intervención en el pleno, fue extraordinariamente claro en su intervención: «Hablo claro. Yo ahora mismo tengo un problema de salud que para mí es prioritario, pero nunca abandono. Nunca he abandonado nada que he comenzado».
En esa línea de complicidad con Eduardo Morán y su equipo el vicepresidente -no militante de la UPL pese a tener la representación leonesista- insistía en que «solo se pierden las batallas que se abandonan». Antes de remarcar un contundente: «Adelante, siempre juntos y hasta el final».
Cierto que meses antes (junio de 2021) había remarcado su lealtad a la UPL pero ya lo hacía advirtiendo que «el pacto está funcionando de puta madre».
Llorente rompe con la UPL, al menos de momento, y esa fractura deja a la formación leonesista sin representación en la institución provincial. Una herida abierta que, sin duda, tardará tiempo en suturar.
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