Una reflexión vecinal

Soy una vecina de la zona de Los Juncales y mi intención es responder a ciertas acusaciones que se recogen en la noticia sobre la presencia de ratas en León (de 7 de agosto) y a alguno de los comentarios a la misma. En el caso de los comentarios, no me parece mal que estas personas den su opinión, pero sí que lo hagan insultando a quienes de manera desinteresada alimentan a animales que tiene derecho, en el sentido jurídico, a vivir (sobre lo cual ya no hay ninguna duda desde la Ley de protección de los derechos y el bienestar de los animales). Desconozco si los autores de estos comentarios, que más que otra cosa demuestran maldad y falta de educación (y algunos retratan bien a quien está detrás), podrán tener algún tipo de responsabilidad por sus injurias; pero ahora solo quiero contestar brevemente la cuestión de fondo.

En general, los vecinos de esta zona debemos asumir que nuestras casas están rodeadas de prados y huertas, estando también cerca del monte de Oteruelo y de otras zonas en las que viven animales silvestres, como el entorno de las vías del tren. Es normal que haya insectos, pajaros, ratones, ratas, gatos y, en ocasiones, hasta zorros o incluso corzos.

Y, en concreto, en estas zonas limítrofes con la naturaleza precisamente los gatos ayudan a controlar la población de algunos de esos otros animales, como la de ratones y ratas, así que, desde luego, la causa de la presunta sobrepoblación actual de estas últimas no es que se dé de comer a los gatos. Incluso aunque se demostrase que, en ocasiones, las ratas se alimentan de los restos que pueden dejar los gatos, el bien que hacen con su presencia las colonias felinas sigue siendo mayor, y su alimentación, pudiéndose discutir algún aspecto en relación con la normativa municipal o estatal, está permitida.

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