Sonaba 'Thriller' en la cadena de música y a Rodrigo algo le prendió en su interior. El ritmo de la canción de Michael Jackson iluminó un camino que le condujo a la luna. Solo tenía cuatro años, y tras ellas llegaron 'Billie Jean', 'Smooth Criminal' o 'Dangerous'.
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El juego de un niño acabó por convertirse en un estilo de vida para él y su familia. Cada vez que el rey del pop sonaba, Rodrigo ponía el ritmo con sus pasos casi imposibles que poco a poco fue convirtiendo en realidad.
Rodrigo Alcalde es ya todo un artista. Ha actuado en diferentes escenario, con solo once años, y tiene como sueño seguir imitando a un ídolo al cual nunca pudo conocer.
Busca la mejor ubicación en León para desplazarse como solo lo ha hecho el artista de Indiana. En este caso, el atrio del consistorio de San Marcelo sirve de pavimento. No pierde detalle con la vestimenta: zapato negro, calcetín largo, pantalón ajustado, camiseta, chaqueta brillante y el sombrero. Y los guantes, por supuesto.
«Es un tío genial y tiene una voz impresionante», asegura en base a unas referencias de las que se ha nutrido con solo once años. En este tiempo ha logrado aprenderse infinidad de pasos de diferentes canciones, aunque algunos le cuestan más que otro.
Una de las primeras actuaciones fue en el colegio de Carmelitas Sagrado Corazón, ante sus compañeros, en un 'talent show' que ganó. «Me dicen que soy un artista y un privilegiado».
Y su madre, orgullosa. Raquel Rodríguez recuerda que Rodrigo «siempre ha tenido ritmo» y con tres años ya estaba imitando los platillos en un orquesta de percusión. «Nos lo decían los profesores, que tenía oído y podía tocar algún instrumento».
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Empezó a imitar a Jackson con vídeos de YouTube y ahora es autodidacta. Hace vídeos exactos, pero en otros ha ido innovando y mete pasos pertenecientes a otras canciones. «Incluso sale de casa con un baile y llega a la academia y hace otro que no esperas. Se emociona, siente la música y la vive».
En casa «a veces se cansan un poco» de verle bailando como Michael durante todo el día, o al menos eso piensa él. La realidad es que la familia «no le va a cerrar puertas» para que desarrolle su talento y siga disfrutando de lo que más le gusta: el baile. «Le encanta, lo vive y lo disfruta».
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Entre el 'moon walker', el deslizamiento de pies propio del artista, y los juegos de pies y manos de 'Earth Song' o 'Bad', Rodrigo se divierte, aprende y desarrolla su creatividad para convertirse en el artista que ya es con solo 11 años y en un pequeño Michael que ya brilla como Jackson.
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