Una de las naves de la empresa Transleyca luce la bandera de Ucrania para señalar el punto en el que se gestiona la solidaridad leonesa. Macarena Chamorro
Vivir la guerra en primera persona: ucranianos en León

Luchar contra la guerra clasificando y empaquetando

León teje una red de colaboración voluntaria para llenar los tres camiones que partirán desde Transleyca hasta la frontera con Eslovenia

Lunes, 14 de marzo 2022, 08:16

Manos que trabajan sin parar: colocan, limpian, clasifican, embalan...son las de los voluntarios que no han dudado en arrimar el hombro y ayudar a la comunidad ucraniana en León. Su misión: clasificar y embolsar todas las donaciones recibidas para que la próxima semana llegue ... a Ucrania.

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Entre ellos hay historias diferentes, como la de José cuya familia política es ucraniana y no deja la nave ni a la hora de almorzar o la de una trabajadora que solo cuenta con una hora de descanso para comer; un momento que utiliza para ayudar a quienes han visto su vida truncada en un minuto.

También Saray es una de las voluntarias que por redes sociales vio que hacían falta más manos y no dudo en utilizar su tiempo libre para arrimar el hombro. «No me gustaría que algo así me pasará a mí y no recibir ayuda, verme sola», advierte.

Donaciones de primera necesidad

Entre las donaciones llega ropa térmica y comida, también ropa y alimentos para bebes pero igualmente algunas sorpresas. Por ejemplo las cartas escritas por niños leoneses y dirigidas a críos ucranianos, dándoles fuerzas y deseándoles que todas sus preocupaciones vuelvan a ser poder jugar más tiempo.

La comunidad ucraniana en León, ahora constituida como asociación con el nombre de AALUD, Asociación Amigos Leoneses Ucranianos Damnificados, ha sido el eje vertebrador de esta oleada de solidaridad que se ha visto apoyada por toda la provincia.

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Logística

Centralizan todas las donaciones en un local cedido en el centro comercial Espacio León y desde allí lo trasladan a una nave de la empresa leonesa Transleyca; donde comienza el trabajo de empaquetado, gracias a las cajas enviadas por compañías leonesas.

Y es precisamente Transleyca la que proporcionará tres camiones que saldrán a finales de esta semana hacia la frontera de Ucrania con Eslovenia. Los mismos estarán conducidos por chóferes que, de manera voluntaria, han querido poner su tiempo y energía para este fin. «Tenemos comprometidos los camiones que nos facilita la empresa Transleyca y van a salir a la frontera con Eslovenia», comenta Lyudmila una de las voluntarias ucranias y que se deshace en agradecimientos tanto a los vecinos de León como a los ayuntamientos y asociaciones.

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Lyudmila llegó a España hace 20 años pero no puede evitar sufrir pro su país de origen Macarena Chamorro

«Los mayores cambian la moneda con los rusos aunque no vale nada, pero tienen miedo»

Las historias pequeñas sumadas construyen otras más grandes. Entre los voluntarios leoneses hay muchas, como es el caso de Lyudmila, natural de Kherson una ciudad ucraniana que ahora permanece sitiada.

Ella llegó a España hace más de 20 años. Aquí engendró una familia (hasta es abuela) y ha tenido la suerte de que en septiembre su madre viniera a verla a España pero sin saber que ya no volverá a su país. Eso sí, Lyudmila la mantiene ocupada para que no vea la televisión y no piense en lo que ocurre en Ucrania.

Pero el resto de su familia, sus primos y tíos permanecen en este bonito país. Sus primos, en el frente, combatiendo contra el ejército ruso. A ellos les ofreció su casa española pero lo desestimaron. «No quieren marchar, porque mi tía dice que si sus hombres se mueren ella quiere morir también», admite.

Se comunica con su familia aunque a veces pasan días sin que le cojan el teléfono. La falta de luz es la que provoca esta situación. «Tienen baterías de coche y así cargan el teléfono y nos dicen que están bien», eso mientras los frigoríficos permanecen descongelados y sin apenas alimentos con los que llenarlos. «Mis tíos tienen su propio huerto pero están dando de comer a los militares», asegura mientras recuerda, entre lágrimas, que la granja de pollos cercana a su casa ha sido bombardeada.

Precisamente, Lyudmila destaca como los productos son escasos y caros, llegando a costar más de tres euros el litro de gasolina.

«Los rusos cambian sus monedas por las nuestras porque con las suyas no pueden comprar. La gente mayor, que tiene miedo, se la cambia pero es dinero que no sirve», detalla marcando la impotencia que sienten algunos de sus compatriotas que han visto su vida truncada por los efluvios de poder de un gobierno.

No quieren desperdiciar un solo hueco del tráiler de los camiones. Por eso la ropa se empaqueta en bolsas de plástico que rellenan los huecos que dejan las cajas de comida y productos sanitarios. «Vamos a enviar lo más urgente que es ropa de abrigo porque están a menos diez grados. Así clasificamos ropa de hombre, de mujer, ropa térmica…y ropa de bebes. También algún juguete y comida, sobre todo para los niños», explica Lyudmila emocionada por las grandes muestras de solidaridad de sus vecinos desde hace dos décadas con sus compatriotas.

El trabajo de AALUD no acaba aquí ya que continuarán enviando todas las donaciones y también están dispuestos a echar una mano a los ucranianos que busquen refugio en la provincia que a ella le ha dado una familia. «Todo lo que nos dan va para la gente que huye de la guerra», admite Lyudmila.

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