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Llevaba un año en su empresa como indefinido, pero ni siquiera eso salvó a Andrés. Profesional del sector de la construcción, trabajaba en una compañía de electricidad y las telecomunicaciones de León. «Llevaba más de 12 meses en la empresa». Casi un año después, repite ... aún sin creerse lo ocurrido: «Era indefinido y, a raíz de la pandemia en marzo, me despidieron».
Su amplia formación así como su experiencia no les han conseguido un empleo aún: «Tengo un titulo equivalente a formación profesional de electricidad, también tengo un módulo de formación profesional en electromecánica de vehículos, también tengo formación en almacén y carretillas y tengo un certificado de profesionalidad de limpiado y pulido de suelos», enumera la par que asegura que no tiene problemas para desempañar ningún trabajo, aunque hasta ahora se ha centrado en formarse.
«Llevaba más de un año en la empresa y ya había trabajado de electricista en otras empresas antes, tenía más de un año y medio de experiencia acumulada, porque mientras estudiaba la formación profesional trabajaba los veranos», señala. «Me dedicaba al estudio, no al trabajo, pero aún así los veranos algo hacía».
Ahora, tras haber terminado su prestación de desempleo durante el verano, acumula ya varios meses sin ingresos. «Cobré el paro hasta julio y de julio hasta ahora no he percibido ayuda ninguna. Solicité el Ingreso Mínimo Vital y me lo denegaron. Pedí el subsidio especial por desempleo nuevo que había habilitado el SEPE y me lo denegaron porque los requisitos eran hasta el 30 de junio y yo cobraba paro en julio», lamenta. «No tengo ningún ingreso desde julio».
Psicológicamente, Andrés intenta mantenerse positivo, pero no siempre es fácil: «Tienes días de desánimo. Días que no se afronta bien. Te paras a observar lo que hay, y ves que ahora no se puede», explica con resignación. «Se afronta mal, pero es lo que hay. No puedo hacer otra cosa, no hay ayudas, no hay trabajo. Yo seguiré echando mi curriculum, pero hasta ahora no me ha salido nada», indica sobre los días malos, aunque su tónica general es pensar que el futuro depara algo mejor: «Soy positivo y creo que esto puede mejorar. No creo que esto vaya estar así toda la vida, pero, ¿quién lo sabe?».
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