Secciones
Servicios
Destacamos
Una llamada del 112 alertó de que una mujer de 44 años se encontraba inconsciente en una finca cercana a la estación eléctrica de Santa Marina del Sil. La alerta la había dado su marido, Pedro Muñoz. La víctima se encontraba en un porche a ... la llegada de los servicios sanitarios que vieron a la paciente en «inconsciencia profunda» y solo respondía con movimientos muy erráticos al dolor. Junto a ella, el varón explicaba que se pudo precipitar al ir a buscar un gato y presentaba un estado anímico «un poco alterado» tras recoger a su esposa en una situación «crítica».
Noticia relacionada
Así fue la primera toma de contacto de los servicios sanitarios con Raquel Díaz en la noche del 27 de mayo de 2020 en la que sufrió la brutal agresión que a punto estuvo de acabar con su vida. En ese momento mostraba un traumatismo craneoencefálico severo y una herida en la parte posterior del cuero cabelludo. El marido la había movido «porque había poca luz», manifestó. También presentaba fractura occipital y sangrado cerebral, además de una fractura del cuerpo dorsal del apófisis espinal, lo que obligó al Hospital El Bierzo a contactar con el Hospital de León. En ese momento, las lesiones que presentaba la mujer ya no coincidían con la versión que Muñoz había facilitado.
Una vez en León, los facultativos activaron el protocolo por el traumatismo «muy grave» y las lesiones que «podían ser compatibles» con un caso de violencia de género. Se comentó entre el servicio y todos los que exploraron a la paciente coincidieron en que «había cosas raras que no encajaban». También los familiares de Raquel Díaz «sospechaban de lo raro de las lesiones».
La primera versión del presunto agresor era que su esposa en ese momento «se había caído para atrás». A la mañana siguiente, hablaba de un muro y persiguiendo a un gato. «No era siempre la misma versión» y sus lesiones en rodillas y tobillos no encajaban con ese tipo de caída, además de la existencia de lesiones de «distinta edad y evolución».
Todo ello ha salido a la luz en la cuarta jornada del juicio contra Pedro Muñoz por la presunta agresión que cometió a su exmujer Raquel Díaz en mayo de 2020. Diferentes facultativos que intervinieron en las horas posteriores, así como psicólogos y guardias civiles han prestado declaración.
El cirujano que operó de urgencia a la víctima encontró una paciente «de extrema gravedad, casi en muerte cerebral» que tuvo una evolución positiva en las primeras horas y por ello se planteó la intervención quirúrgica. El acusado se mostró a favor de esta operación en la que el mecanismo causal de la lesión «no quedaba nada claro» al ser un golpe «de mucho impacto y necesidad cinética». También el jefe de la UVI pensó que la situación de Díaz era «irreversible» y ponía en valor una asistencia médica «urgente» que evitó su muerte.
Noticias relacionadas
Rubén Fariñas
La Guardia Civil recibió la alerta y empezó a tomar declaración a testigos y familiares, empezando por el principal sospechoso. Pedro Muñoz les explicó que estaba viendo la tele, que buscó a su mujer y la vio tirada en el suelo; la metió en la galería y tenía «algo de sangre». De este testimonio y el presentado a otros allegados a la víctima, los agentes contabilizaron hasta cuatro «contradicciones».
La primera contradicción que se detalla tenía que ver con el ruido. Muñoz aseguró a unos que escuchó un fuerte sonido que le alertó, mientras que a otros que salió a buscarla; la segunda fue la sangre, que para algunos fue abundante y otros momentos era poca cantidad; también la ubicación de Raquel variaba; así como la existencia de discusión previa o no.
En una amplia testifical el testigo perito que ejerció de instructor del atestado fue relatando todo lo que llevó a la detención del acusado, el 1 de junio de 2020, y que llegó tras la denuncia de la hija de Raquel Díaz.
Además, argumentó el mismo patrón en las discusiones de la pareja. Todas empezaban por cuestiones «banales» en los que se eleva el grado de «ira y violencia» con el que Muñoz actúa con su mujer. «Es un modelo de discusión sin motivo grave». También se reconoce una actitud «sumisa» de la agredida y que vive una situación de vulnerabilidad ante su pareja, según la versión de los agentes.
Los hechos ocurrieron en mayo de 2020, en la finca que Raquel Díaz y Pedro Muñoz compartían en Toreno -León-. El varón, expolítico en el Ayuntamiento de Ponferrada y en la Diputación de León, está acusado por la fiscalía de un delito continuado de lesiones agravadas que dejaron a su exmujer paralítica y con severos daños neuronales; la acusación pide intento de asesinato. Por estos hechos pasó dos años en prisión y ahora se encuentra en libertad a la espera de sentencia en el juicio que se está celebrando.
El notario que intervino en dos hechos que forman parte de la instrucción ha prestado declaración para defender su trabajo y su honorabilidad. Mantenía relación «personal» con ambos y los conocía por diferentes motivos. Él dio fe a un escrito de Raquel Díaz en el que manifestaba que «don Pedro jamás la había maltratado ni física ni psicológicamente», en una redacción que se hizo «según sus instrucciones» -de la víctima- y en un acto en el que procedió «como siempre» y sin detectar «perturbación o estado de ánimo» extraño en la mujer. «Le vi plena capacidad a una mujer que no tenía poco carácter» y apreció «claramente» voluntad, por lo que dio fe «de su verdad» aunque no indagó en si ella estaba segura de lo que hacía a pesar de reconocer que era una «declaración extraña» que atribuyó a sus funciones políticas.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.