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La Navidad es esa época del año que invita al regreso, que convierte cada viaje de vuelta en un reencuentro con todo lo que somos, con todo lo que, por unos motivos o por otros, hemos tenido que dejar atrás. Para los leoneses que han dejado su tierra por estudios, trabajo o por amor para vivir en el extranjero, volver a León en estas fechas es mucho más que una tradición, es el momento del año en el que poder sentarse en esa silla que el resto del año se encuentra vacía. Las luces que iluminan la Catedral, el frío seco que se siente en las mejillas y el calor de los abrazos familiares convierten cada vuelta a casa en una celebración.
Doctora en matemáticas, Daira ha convertido su vida en el extranjero en una oportunidad de aprendizaje, de crecimiento y de descubrimiento. Sin embargo, para ella, León sigue siendo ese lugar que nunca se deja del todo atrás. «Mudarte a otro país revoluciona toda tu vida. Aunque lo hagas por voluntad propia, siempre hay momentos en los que necesitas esa red de seguridad, y para mí, León es eso», confiesa.
En Navidad, el regreso tiene un significado especial: «Es el único momento del año en que no sólo vuelvo yo, todos volvemos, mis amigos, mi familia… León se convierte en un punto de encuentro, como si el tiempo se detuviera. Y, aunque esté pocos días, siento que reconecto con todo lo que soy: mis raíces, mis recuerdos, mi infancia y mis seres queridos».
Lo que más añora Daira, además de los abrazos familiares, es algo tan simple como el clima o el café. «Echo de menos el frío seco y el sol de León. En Ámsterdam, todo es gris y lluvioso. Aquí, aunque haga frío, siento que mi cuerpo reconoce el invierno».
Daira, con un futuro prometedor en el extranjero camina con la seguridad de tener siempre un lugar al que volver: «Si en algún momento la parte negativa gana a la positiva tengo la suerte de tener una casa, un León al que volver siempre que quiera, volvería a mi casilla de salida, aquí no solo tendría a mi familia y a mis amigos, tendría mi ciudad, las calles de mi infancia y un lugar al que volver».
Carlos lleva nueve años viviendo en Varsovia. En la fría capital polaca, la Navidad significa la oportunidad de reencontrarse con el sol, el calor humano y, por supuesto, las tapas del Barrio Húmedo. «Aquí en Polonia el sol aparece tan poco que cuando llego a León siento que mi cuerpo revive», comenta con humor.
Este año, su regreso tiene un propósito especial: mostrar a sus hijas lo que significa ser de León. «Les voy a llevar de tapas por el Húmedo. Es una tradición que quiero que vivan, que entiendan que aquí las cosas se disfrutan despacio, con buena compañía y buena comida».
Para Carlos, la Navidad en León no es solo una reunión familiar. «Es recordar de dónde vengo, reconectar con las calles donde crecí y mostrarle a mi familia las raíces que compartimos».
Alba, pedagoga y educadora social, lleva siete años viviendo en Irlanda trabajando en una asociación que ayuda a personas autistas. Irlanda es un país de verdes paisajes pero de inviernos grises y lluviosos. Para ella, la Navidad en León «es un momento de reencuentro» que comienza incluso antes de llegar: «Cuando el autobús que viene de Madrid se acerca y veo las montañas, siento que ya estoy en casa».
Lo que más emociona a Alba de volver en Navidad es el reencuentro «No solo con mi familia, sino con todos los amigos que, como yo, están desperdigados por el mundo. Es un momento único«.
Alba destaca la diferencia que supone vivir fuera: «Antes no era especialmente navideña, pero desde que estoy lejos, la Navidad en León tiene un significado especial. Es mi lugar seguro, mi hogar».
Con un año y cuatro meses viviendo en Roma, Miriam describe su regreso a León como un bálsamo. «Aquí la Navidad significa familia, y mi familia está en León. Echo de menos las tapas, el tamaño manejable de la ciudad y, sobre todo, las horas de luz. En Roma, en invierno oscurece demasiado pronto».
Sus días en León están llenos de cenas con amigas, visitas a familiares y largos paseos por las calles de su infancia. «León siempre me espera, y volver aquí me da la energía que necesito para enfrentar todo lo que venga».
Las historias de Daira, Carlos, Alba y Miriam son solo una muestra de lo que León significa para quienes vuelven cada Navidad.
Volver a León en Navidad es, para todos, mucho más que un simple viaje. Es reconectar con la esencia, con las raíces y con el amor que siempre viaja con ellos. En estas fechas, la ciudad se transforma en un refugio, un lugar donde todo parece volver a su sitio, aunque sea tan solo por unos días.
Para estos leoneses en el extranjero no importa cuántos kilómetros recorran ni cuántos países descubran. Siempre habrá un rincón en León que les devuelva a quienes son. Y en Navidad, ese rincón se ilumina con más fuerza que nunca para recibirles.
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Fernando Morales y Sara I. Belled
Rocío Mendoza | Madrid y Lidia Carvajal
Álvaro Soto | Madrid y Lidia Carvajal
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