León traslada la fiesta de las Cabezadas al domingo 5 de mayo «a dos días de la celebración»

A este respecto, la concejala Susana Travesí ha explicado que su voto es una abstención «porque no queremos ser el impedimento de la celebración de las Cabezadas» y de esta forma «no privar a los leoneses» de la tradicional festividad. Pero también han sido críticos con «la falta de previsión en la gestión» del Ayuntamiento de León que con «tan sólo dos días de antelación» cuando «ustedes de común acuerdo con el Cabildo ya lo tenían previsto».

Una falta de previsión que también ha sido criticada por Unión del Pueblo Leonés, a través del concejal Eduardo López Sendino, quien se ha mostrado molesto por la «falta de previsión por parte del Equipo de Gobierno», así como por la falta de información ya que ha insistido en que «nos hemos enterado por preguntas de la concejala del PSOE».

La tradicional festividad de las Cabezadas se celebrará este año el primer domingo de mayo, y a pesar de las obras en San Isidoro sólo se modificará la celebración del acto central que pasará del Claustro al atrio de la Colegiata.

Pedro Llamas, concejal de Fiestas en el Ayuntamiento leonés y promotor de la moción urgente para realizar el cambio ha defendido su actuación asegurando que «improvisación la justa» y que desde el consistorio «ha habido sentido común». Llamas ha recordado a los presentes que este domingo, en el que tradicionalmente debería llevarse a cabo la festividad «tenemos elecciones y a petición del Cabildo entendemos que es lo razonable».

El concejal en su intervención también ha afeado la actitud de otros compañeros de los que dice que «presumimos mucho de tradiciones, pero luego muchos no asisten». López Sendino ha querido zanjar el tema antes de la votación asegurando que «este concejal asiste siempre a las tradiciones de la ciudad y los leoneses, lo que no asiste es a eventos electoralistas del Partido Popular».

Los hechos se remontan al año 1158, cuando los leoneses decidieron sacar en procesión a los restos de San Isidoro como rogativa de lluvias, pero en Trobajo del Camino comenzó a llover de tal forma que quienes portaban al santo no pudieron con él y tuvieron que dejarlo en el suelo.

Entonces, la reina Doña Sancha permaneció tres días y tres noches orando y en ayuno, hasta que aparecieron cuatro niños que consiguieron portar de nuevo al santo y devolverle a su templo leonés, por lo que se ofrecieron un cirio y dos hachas de vela.

En agradecimiento por este y otros milagros que sucedieron después, la ciudad, representada por su Ayuntamiento, acude voluntariamente cada año a la Basílica de San Isidoro para ofrecer un cirio de una arroba y dos hachas de cera.