León reflexiona en el 8M: de la reeducación a la agenda feminista

La guerra en Ucrania, el panorama político con la gobernabilidad en Castilla y León pendiente de los pactos, la sensibilización con la violencia machista o el camino para alcanzar esa tan anhelada igualdad.

Una charla de 40 minutos en la que Jessica Martínez, responsable de la unidad de violencia de género de la Subdelegación del Gobierno en León, Ana Vicente, portavoz del movimiento feminista y Encina Gutiérrez, presidenta de la asociación Simone de Beavoir, reflexionan sobre una jornada «de reivindicación y lucha» en la que es «fundamental salir a la calle».

La conversación que iniciamos en la librería Tula Varona -que recibe su nombre de un personaje de Valle Inclán que representaba precisamente la liberación de la mujer- arranca con una sencilla idea, y una respuesta compartida.

Y es que el clima mundial actual ha puesto de relieve las grandes desigualdades entre hombres y mujeres, y una realidad: «las primeras víctimas de las violaciones de los derechos humanos son las mujeres».

El 8M se convierte así en una jornada «para sacar a la calle nuestra agenda feminista, una agenda clara, que muestre nuestras reivindicaciones y que demuestre que no es negociable». Una unión que se manifiesta en el hecho de que, por primera vez, las instituciones de la provincia -Diputación, Subdelegación, Junta, Ayuntamiento de León y Universidad- organizan acciones conjuntas.

Igual que hablamos de escuchar como camino a entender la realidad y mejorar juntos, la educación y la formación forman el otro pilar. Una educación que debe ir más allá de las edades tempranas, fomentando la decostrucción de los paradigmas aprendidos para abrir la mente a la realidad existente.

Una educación que pasa también por la de los dirigentes políticos y medios de comunicación, así como abordar el grave problema que surge con la información sin filtrar, las cada vez más dañinas 'fake news' en las redes sociales y la revictimización. Una educación que pasa, en definitiva, por conseguir que «lo que se ha avanzado no se revierta».

León se enfrenta así a otro 8 de marzo en una «carrera de fondo, una lucha permanente» para que el feminismo «no se quede en manifiestos de un día» y siga avanzando en la defensa de los derechos de todas.