León grita «¡Carnaval, te quiero!» en su desfile más multitudinario

Un supermercado llamado 'Ligadona' donde, a las 20.00 horas, hay que llenar el carro de piñas dadas la vuelta para ligar. Un ejército de personajes de 'El Juego del Calamar' que, para no morir por el láser de la muñeca, tienen que bailar. Unas vendedoras de sardinas de lo más originales y en madreñas. El carnaval vuelve a sacar lo mejor de los leoneses en una fiesta donde la innovación y la diversión están garantizadas.

Y así lo han demostrado los más de 2.000 participantes que han dado vida a un desfile de Carnaval multitudinario que ha sacado a la calle a niños y adultos para disfrutar de una fiesta que año tras año llena de vida, color, música y fantasía las calles de León. La policía local cifra en 36.000 espectadores de un desfile largo, muy largo, y bastante lento.

Es imposible dar una mejor bienvenida al mes de marzo. La primavera se acerca, pero las primeras flores ya brotaron en este desfile. Girasoles de colores danzaban al ritmo de una música que no dejaba de sonar en una cita que arrancaba a las 18.30 horas en el paseo de Papalaguinda para recorrer las calles más céntricas de la capital hasta recalar en el Palacio de Exposiciones de León.

El tiempo acompañaba a pesar del frío y los últimos rayos de sol bañaban un desfile que arrancaba con los bailarines de Infinity Dance que, disfrazados de personajes de la popular serie de Netflix 'El Juego del Calamar', se defendían de la muñeca con sus pasos de baile.

Con mucha distancia entre grupo y grupo y a un ritmo bastante lento la marcha avanzaba. Nadadoras, animales y demás personajes daban paso al supermercado andante que hacía referencia a la popular idea de hace meses en los que se viralizó ir a comprar a las 20.00 de la tarde y, colocando una piña dada la vuelta, podías encontrar a tu media naranja -o media piña-.

Les seguía un grupo de patinadores disfrazados de Avatar, personajes del Mago de Oz a los que no les faltaba detalle, unas ratitas muy presumidas, un mundo de piruletas y gominolas, o las grandes carrozas de los colegios Quevedo, con personajes mitológicos, o La Palomera, que hacían un guiño al Camino de Santiago. Sin duda de los más originales el grupo de mujeres que, sobre madreñas, vendían sus riquísimas sardinas frescas a cuatro pesetas.

Un desfile que levantaba las sonrisas de los asistentes que, haciendo gala de la resistencia de los leoneses al frío, no perdían detalle de los trajes y las carrozas que han vuelto a regalar a León un carnaval para el recuerdo.

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