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n. brandón
Jueves, 21 de junio 2018, 13:25
El calor ha llegado sin avisar. Vuelta a la botella de agua y al abanico en la mano. Los leoneses se han encontrado sin esperarlo con el verano con máximas de hasta 30 grados y la entrada oficial en esta estación por la puerta grande. «Con abanico y agua en la mochila y paseíllos cortos se lleva bien».
El sentir de un cambio demasiado brusco es generalizado, sin tiempo casi para acostumbrarse a estas nuevas temperaturas. Atrás queda un lluvioso mayo, como toda la primavera, marcada por tormentas que no ha dejado casi tiempo para una transición hacia las altas temperaturas. Así lo comentan en las calles de la capital leonesa, incluso naturales de zonas con gran calor: «yo soy de Venezuela, pero cambiar del frío al calor así de fuerte tan drástico…»
Piscina, agua, buscar la sombra y refugiarse en las terrazas son los principales remedios. Los que visitan León también se han visto sorprendidos por un calor asfixiante que ha llegado de un día para otro. «Lo estamos llevando bastante mal porque venimos de Bilbao, un sitio que solo llueve, y ayer fue infernal».
No todos huyen del calor. Algunos aprovechan para hacer actividades propias del buen tiempo que tanto se ha hecho esperar en León. «Salir ir a la Candamia a tomar el sol… salir a correr lo dificulta un poco calor, pero por la tarde noche está bien». Como siempre, hay que quejarse de lo que no se tiene. Cuando llovía por qué no hará bueno y ahora el calor parece insoportable.
Las opiniones siempre han estado divididas y, aunque parecía que nunca iba a llegar, la nueva temporada ya se nota en León, las terrazas están llenas y la calle estrena un verano que, aunque no lo parezca, las predicciones vaticinan como el menos caluroso de los últimos años. Esto no quiere decir que no vaya a hacer calor, sino que todo parece indicar que es probable que no haga tanto como otros años en los que se han vivido temperaturas extremas y de récord.
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Sara I. Belled, Clara Privé y Lourdes Pérez
Clara Alba, Cristina Cándido y Leticia Aróstegui
Javier Martínez y Leticia Aróstegui
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