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Unos antes que otros, pero toda la sociedad se acostumbró a salir de casa con mascarilla como si de un complemento más se tratase. En sus diferentes variantes y de múltiples colores o estampados las mascarillas se han hecho un hueco en las calles ... del país.
Atrás queda el 21 de mayo cuando la mascarilla se hacía obligatoria en España. Este sábado, León se ha quitado esta medida de contención tras el avance de la vacunación y la mejora generalizada de la situación en relación a la covid-19.
Pero aún son muchos los que en la calles de la capital prefieren seguir con ella. «Por precaución, donde hay gente seguiremos usándola y cuando estemos al aire libre paseando al perro o en espacios más abiertos prescindiremos de ella», asegura una joven que pasea por la calle Ancha con su pareja y su mascota.
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Álvaro Soto Melchor Sáiz-Pardo
Melchor Sáiz-Pardo Sara I. Belled Álvaro Soto
Los dos jóvenes esperan a estar vacunados para tener la seguridad que ahora les da la mascarilla. «Él tiene 36 y se vacunó de la primera dosis el viernes y yo soy de 1985 y espero que la semana que viene pueda recibir también la primera dosis», asegura la joven.
También transitan por la calle Ancha dos chicas de 23 y 26 años que se encuentran sorprendidas porque «hay mucha gente que no la lleva», a pesar de que la mayoría de las personas que transitan a esa hora por la avenida si la utilizan. «Pero por ser una zona tan transitada, pensé que la mayoría la iba a tener puesta», apunta una de ellas.
Ellas no tienen dudas y aseguran que seguirán con ella. «Si, si, la seguiremos usando y donde más gente haya sobre todo, claro que si», finalizan.
Mascarilla, cubrebocas, tapabocas o barbijo. Muchos nombres ha recibido y diferentes denominaciones dependiendo de la zona. Sin duda, la palabra mascarilla y todos sus sinónimos se han colado en las conversaciones de los últimos meses.
Este primer sábado de 'libertad' en espacios abiertos donde se guarde la distancia de seguridad ha sido un alivio para muchos que ya deseaban «volver a respirar». Y así lo hacen dos turistas italianos que disfrutan de la Catedral de León sin mascarilla. «Sin mascarilla mejor, se puede respirar mejor», asegura él.
Otra pareja, en la misma zona, remarca que «estamos mejor que con ella y feliz de poder estar así». Pero todo ello sin olvidarla y con el cubrebocas muy a mano, ya que en lugares cerrados o con grandes aglomeraciones hay que seguir usándola.
«Cómo hay que seguir llevándola en los sitios cerrados siempre a mano», explica un joven que la lleva colocada en la barbilla y se la sube en un gesto cada vez más común: «Ya cogimos el hábito y ahora es lo que toca cuando entres en algún lugar».
También una pareja de avanzada edad pasea por la Plaza Mayor de la capital y rápidamente sacan su mascarilla del bolsillo cuando les preguntamos por ella. «La traemos aquí, pero aprovechamos que hoy ya se puede ir sin ella», asegura ella con alegría.
El gesto de bajarse la mascarilla al salir de cualquier establecimiento se hará con el tiempo un habitual en las calles de León, por el momento los jóvenes que siguen sin vacunar optar por mantener esta medida, mientras que algunos que ya tienen la pauta completa se sienten más seguros y han decidido respirar de nuevo sin mascarilla.
«La verdad que no tenemos confianza porque no estamos vacunados», remarcan dos jóvenes que la seguirán usando en las calles de la capital.
Sea cual sea la opción elegida, León celebra que tras más de trece meses de mascarilla desde este sábado ya no es obligatoria en exteriores. Una medida de alivio que está siendo tomada con prudencia, porque ahora cada uno puede elegir cómo se siente más cómodo y seguro.
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