León despide el 2022 de la inflación con los precios disparados y subidas interanuales superiores al 8%

Pero llegó febrero y con él la guerra de Ucrania y el que prometía, en palabras que desde la Junta que no se cansaron de repetir, ser el año de la «recuperación» tras la «resistencia y la remontada», se tornó en el año de una nueva crisis de las tantas que arrastramos desde aquel ya lejano 2008.

Aprendimos e introdujimos en nuestro vocabulario del día a día términos como inflación, encarecimiento, excepción ibérica. Aprendimos también a vivir comprobando el precio que tendría la luz y el gas para elegir la hora más barata para poner la lavadora o nos llevamos las manos a la cabeza al darnos cuenta de cómo había subido el precio en los supermercados.

En octubre León se posicionó como la provincia donde más subieron los precios, y vio disparar su IPC un 9,5% impulsado por la ropa y la alimentación. La situación se repitió este noviembre, con precios por encima del 8,4% respecto al anterior año.

Los precios de los combustibles tampoco dejaron de subir, y aunque la bonificación de 20 céntimos del Gobierno echó una mano, lo cierto es que los leoneses llegaron a reducir hasta en un 40% el gasto en gasolina y gasoil por la subida de precios.

Los gastos en luz y gas, efecto evidente de la crisis entre Ucrania y Rusia, han sido el caballo de batalla de empresas, autónomos e instituciones, que han tenido que hacer cábalas para seguir trabajando sin repercusión en el servicio.

Por su parte, el paro ha mantenido una tónica bastante similar a lo largo de los últimos doce meses. El año arrancaba con 25.791 desempleados en León, y cierra el curso con 24.266 parados. Un año más, el sector servicios fue el más afectado, seguido del industrial.

2022 se despide en León lejos de haber sido el año de la recuperación pero con el deseo -como cada 31 de diciembre- de que en el recién estrenado 2023 la situación se revierta en una provincia que necesita un impulso decidido para dar la vuelta a su situación.