El desarrollo del entorno de la estación de Matallana, donde hace una década los trenes de Feve dejaron de llegar debido a la obra nunca acabada para convertir este medio de transporte en un tren-tram, se quiere convertir en realidad en este 2022, aunque ... ello no suponga, de momento, que los convoyes regresen al apeadero del centro de la capital.
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El Ayuntamiento de León estima que el avance de la adjudicación de las obras de urbanización de la estación, cuyos informes ya están elaborados, permita iniciar las actuaciones sobre el terreno «antes de primavera».
La obra ya se encuentra adjudicada a Tecsa, con quien resta formalizar el contrato antes de que las máquinas aparquen junto a Padre Isla e inicien una actuación en la parte comprendida entre la calle Bilbao, Renueva y Álvaro López Núñez.
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Otra historia será la recuperación del tramado ferroviario, cuya obra se encuentra realizada, pero no recepcionada por Adif, y que sigue esperando un reglamento de tráfico que nunca llega y mantiene estancada la infraestructura como una simple zona de paseo para los leoneses.
Tampoco acaba de desbloquearse la puesta al servicio de los ciudadanos del paseo del Ferrocarril, el vial levantado tras la integración de la alta velocidad en la ciudad.
«Hay que ponerse serios con este tema. No creo que tardemos en ponernos de acuerdo», señala el concejal de Urbanismo, Luis Miguel García Copete, quien recuerda que el principal problema se localiza en los lucernarios. «Es una cuestión de responsabilidad si pasa algo. Los técnicos no lo ven claro. Es una salida de emergencia, tiene una función estética y práctica como salida de emergencia».
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Adif reclama al Ayuntamiento que se encargue del mantenimiento de las salidas de emergencia, lo que conllevaría que en caso de cualquier incidente «el problema será del Ayuntamiento». «Es algo que afecta al servicio ferroviario y tienen que tener ellos el control», insiste el edil del área.
Más complicado resulta el futuro para la urbanización externa de la estación de tren. Los grandes descampados que se asientan junto al apeadero de la capital no tienen solución a corto plazo y configurar un nuevo Plan Regional de Ámbito Territorial (PRAT), condición para el desarrollo de esta zona.
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«Es una obra ferroviaria ejecutada de una forma no prevista y hay que recolocar todo, dar los aprovechamientos urbanísticos y rehacerlo», defienden desde el consistorio. Una actuación que requeriría de no menos de dos años para poder estar en marcha.
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