El juicio del crimen de La Torre en cinco claves

La Audiencia Provincial de León ha celebrado cinco sesiones orales en las que se han intentado aclarar los motivos que llevaron al acusado a asestar una puñalada mortal a otro joven en la madrugada del 16 de mayo de 2021 en las inmediaciones del Lidl de la zona de la Palomera.

Alrededor de un centenar de personas, entre testigos, policías y peritos, han pasado por el palacio de justicia leonés para explicar las circunstancias que rodearon este crimen.

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Ahora el papel más importante lo tiene un jurado popular paritario que deliberará a partir del lunes, emitiendo su veredicto para que la presidencia lo analice y dicte sentencia contra Jorge Cervantes.

El caso cuenta con varias aristas que hacen de este crimen un caso singular que se apoya en cinco claves para entender los hechos y conocer mejor lo que se está juzgando.

Partimos de una base indubitable. Mario Fuentes falleció a causa de una cuchillada en el lado derecho de su tórax. Los hechos, según han narrado los testigos presenciales, habla de una pelea multitudinaria entre jóvenes en el transcurso de un botellón celebrado en el entorno del supermercado Lidl del polígono de La Torre. El grupo de amigos de Mario se encontraba en aquel lugar cuando llegaron en un vehículo los amigos de Jorge Cervantes. A los minutos se inició una pelea con diferentes heridos y que concluyó cuando, al grito de «a por el de blanco», el acusado salió corriendo tras el fallecido y le asestó una puñalada.

Aquí se encuentra el punto de inflexión de este caso. Mientras que la defensa sostiene que el ataque fue involuntario y sin intención de causar la muerte, la acusación particular y la fiscalía encuentran alevosía en los hechos, lo que implica la diferencia entre un delito de asesinato y uno de homicidio u homicidio imprudente, como apunta el letrado de Jorge. Para las otras dos partes, el ataque sorpresivo y sin posibilidad de defenderse por parte de la víctima, en un ataque que buscaba matar a Mario es constitutivo de la pena más alta y piden 20 y 22 años de prisión. La defensa pide la libre absolución.

También tendrá que dilucidar el jurado popular sobre diferentes atenuantes que reducirían la pena que se imponga al autor confeso del apuñalamiento. El joven ha asegurado sentirse avergonzado y arrepentido por lo sucedido. Su abogado también ha llevado a la mesa la gran ingesta de alcohol de aquella noche e incluso el consumo de drogas. Del mismo modo han hablado de reparación del daño por el abono de una pequeña parte de indemnización a la familia de la víctima, así como la confesión y facilitar la investigación. Todas estas hipótesis de la defensa las desmontan el ministerio fiscal y la acusación particular.

El arma del crimen fue una navaja plateada de 16 centímetros de hoja que ha presidido la causa durante buena parte de las sesiones. Se trataría de un arma blanca que el presunto asesino obtuvo por diez euros y que fue exhibiendo durante parte de la noche, tal y como han explicado los testigos. La puñalada fue un «ataque mortal» que se clavó en el costado derecho de Mario atravesándole tejidos, rompiéndole una costilla, alcanzando el pulmón y seccionando la arteria pulmonar, por donde perdió 3,5 litros de sangre. Una herida que ha sido calificada como «mortal de necesidad», rechazando esta máxima el abogado defensor.

El letrado de Jorge Cervantes también ha puesto la «sombra» sobre la atención médica que la víctima recibió en el Complejo Asistencial Universitario de León. A pesar de que los facultativos que le atendieron, así como las forenses que realizaron la autopsia, confirman que todo se hizo de forma correcta, el abogado ha tratado de explicar que el paciente llegó «estabilizado» al hospital y que fue allí, debido a una supuesta mala praxis, donde los médicos y enfermeros que le atendieron no fueron capaces de salvar la vida al joven y que aplicaron técnicas erróneas para este tipo de pacientes.