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José Mari Calleja.
José María Calleja, la democracia te da las gracias

José María Calleja, la democracia te da las gracias

José María Calleja, periodista de raza, tertuliano, profesor, fenomenal conversador y una de esas personas por desgracia irrepetibles

luis artigue

León

Domingo, 26 de abril 2020, 12:02

Ojos de una viveza ardiente, verbo valiente, lúcido, pelo ensortijado, alma planchada, siempre con una bala de ironía en la recámara, siempre con la inteligencia abotonada hasta el cuello, así era José María Calleja, periodista de raza, tertuliano, profesor, fenomenal conversador y una ... de esas personas por desgracia irrepetibles que, para que el mundo esté completo, no debieran morirse nunca jamás en absoluto.

José María Calleja, como Imanol Arias, había nacido en León pero era más vasco que el peine de los vientos. Y en el País Vasco avizoró antes que nadie que esta España nuestra de las nacionalidades históricas y no históricas, esta España de lo mío es mío y lo tuyo a repartir porque en tu hambre mando yo, todos los nacionalismos son siempre de derechas.

José María Calleja vivió con amenazas y escolta aquel País Vasco de los años de plomo, así, de primera mano y con una gallardía insobornable que le convirtió en un amenazado, sí, pero no en un amordazado. Allí combatió las pistolas con el periodismo (¡manda huevos!) en una lucha tan desigual que nos recuerda a la de David contra Goliat (como en la Biblia y el resto de libros de superhéroes, en el caso de José María Calleja contra ETA también ganó quien menos se esperaba).

¡Pero hace ya tanto tiempo de todo!

Han pasado los años como unos puntos suspensivos, y lo cierto es que hemos olvidado hasta agradecer a los que nos ayudaron a olvidar.

Pero sí, hay que tener agallas y amor a su profesión y a la causa de la verdad informativa (sí, señores, aún existe, aunque hoy no lo parezca, la verdad informativa) para hacer lo que él hizo periodísticamente en el País Vasco sin que le aplastaran los levantadores de piedras.

De hecho, visto con perspectiva, José María Calleja tenía biográficamente tantas razones como Santiago Abascal para cagarse ideológicamente en todo, y radicalizarse, y alzar la VOX, salvo la estupidez.

José María Calleja, todo un dialéctico martillo de herejes, combatió tanto a ETA como al nacionalismo ya en los tiempos de CNN Plus, empleando su fotogenia y rostro de busto parlante e hipnotizante de la tele al servicio de desmentir con razones y emociones el viejo dicho novecentista de que la izquierda española ni es izquierda ni es española.

Tuve el honor de conocer a José María Calleja. Conversamos no poco. Nos escribimos e-mails. Bebimos coktails en aquellos actos que organizaba en Madrid la Fundación Pablo Iglesias, y en el fallo en Barcelona del Premio Biblioteca Breve de Novela. Le dije siempre que su voz era mi voz; que su ejemplo era una inspiración la cual yo jamás sabría seguir pues soy un lírico que carece de talento y energías para la épica.

¡Y al menos puedo afirmar que no se fue sin saber que yo pensaba esto que escribo!

En verdad el puto coronavirus está arrancándonos de nuestras confinadas manos a una generación impresionante de este país que, en verdad, hizo país. Gente valiente, apasionada, lúcida, batalladora, gente que se entregaba, que no se vendía…

Gracias por vuestro muy meritorio legado en nombre de la democracia posible, y gracias por luchar tanto y tanto por nosotros.

Gracias maestro José María Calleja.

Y seguimos.

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