José cuelga las botas y el Rapidito cierra sus puertas

Son los últimos días para que el dueño de este exitoso local, parte ya de la historia popular de la plaza de la Inmaculada, eche el cierre definitivo.

«Me daba un poco de vértigo pero estoy más que mentalizado: es lo que toca y ya está», confiesa José. En un primer momento el cierre estaba programado para final de 2024, en diciembre, pero se ha tenido que adelantar la clausura. «Uno de los tres que estamos se va en abril, y llevarlo dos solo es inviable», lamenta. ¿Y qué opina la clientela?

«La gente está acostumbrada y hay gente muy maja que lleva muchos años viniendo. Han llegado en plan: 'vaya faena'», reconoce entre risas. Y es que es uno de esos comercios tradicionales «a los que uno se acostumbra para lo bueno y para lo malo».

No está solo José. En los 34 años de apertura han pasado junto a él otras cuatro personas. Sin embargo y a pesar de que «el negocio funciona», no ha encontrado a quien quiera darle el relevo. «A día de hoy no tengo a nadie que le interese, no hay nadie que esté dispuesto a continuar», revela.

Porque en lo que a reparación de calzado se refiere «cuesta encontrar gente para trabajar». «Es verdad que el comercio local ha bajado, por el tema de las compras por Internet, pero nuestro negocio no», asegura.

Por desgracia y para «lástima» de muchos clientes que han pasado en menos de diez minutos por el Rapidito, el 1 de abril un nuevo local pondrá el cartel de «Se alquila» en León y multitud de vecinos de la ciudad tendrán que buscar un nuevo zapatero de confianza.