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La patronal se sumó y dio paso adelante en la organización y movilización de las empresas para que la calle fuera un clamor aquel 16-F. Desde la Federación Leonesa de Empresarios hicieron una sola voz como agentes sociales para ser parte del éxito ... de aquella cita.
Ahora, un año después, Javier Cepedano lo recuerda como «un paso importante para la provincia, el aglutinar a tanta gente, y la respuesta de colectivos sociales, empresariales y la ciudadanía, que sirvió de recordatorio ante la situación que atravesaba León».
A partir de ese momento, las administraciones, Estado y Junta, decidieron ponerse al frente, a través del diálogo social, para diseñar las necesidades del plan estratégico de la provincia en una Mesa por León que fue el inicio de donde se empezaron a hacer cosas.
Sin embargo, reconoce Cepedano, las soluciones exigidas en aquella marcha aún están por llegar. «La mesa ha sido poco operativa, y voy a ser prudente por la pandemia, pero no ha habido voluntad por parte de las administraciones». Desde Fele pusieron en la mesa algo claro: «el compromiso con inversiones que se vienen pidiendo y que ellos ofrecen en elecciones, y solo pedimos que se puedan cumplir». Pero tras los PGE, los empresarios han vuelto a comprobar que «falta sentido de responsabilidad por parte de las administraciones. La mesa necesita inversión, proyectos, planes estratégicos y dar solución a la despoblación, la digitalización, infraestructuras agroalimentarias. Necesitamos un poco de todo, pero tiene que haber compromiso y no alargar en el tiempo los problemas».
De la manifestación del 16 de febrero, el presidente de Fele pide revivir la brasa que se encendió aquel domingo. «La brasa tiene que surgir en llama importante para que los políticos se mentalicen de que la provincia necesita algo más que puedan necesitar otras; un desarrollo importante porque ha sufrido mucho».
En ello se basará el futuro de esta tierra, que debe llegar a todos los rincones de la provincia para volverla a poner en funcionamiento y que la despoblación, con 60.000 habitantes perdidos en una década, sea un mal recuerdo dentro de un tiempo.
En imágenes
R. Fariñas
Santiago Fernández
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