
Isaura Martín-Granizo ha soplado este siete de febrero, nada más y nada menos, que 107 velas.
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«Una mujer con mucho carácter, trabajadora, independiente, intelectual, lectora , religiosa y muy empoderada» así es como la definen sus sobrinos, que aunque están fuera y no han podido celebrar con ella este acontecimiento, Isaura ha recibido «encantada» todas sus llamadas en un día tan especial.
Soltera y sin hijos, algo extraño en aquella época, centro su vida en la música, que ha sido su gran pasión. Fue profesora de piano en el Conservatorio Santos Ovejero y en el colegio Juan del Enzina, donde dio clase a más de tres generaciones.
Tanto cariño le tienen allí que sus antiguos alumnos todavía la visitan de vez en cuando y, hace apenas cuatro años, sus 'chicas del coro' le hicieron un homenaje «intensamente emotivo».
Fue tan moderna que incluso «viajó cuando nadie más viajaba». Siempre guiada por la música visitó numeros teatros por toda Europa, aunque toda su vida se construyó en León.
A pesar de no tener descendencia siempre ha estado acompañada por sus sobrinos y sus cuatro hermanos, de los que solo uno vive. Aunque la genética parece ser un punto fuerte de las mujeres Martín-Granizo, ya que su única hermana falleció con 106 años a causa del covid.
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