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El juicio por la Operación Púnica, en su pieza abierta en la provincia de León, se reiniciará la próxima semana con nuevos testigos y a la espera de la declaración de los principales implicados en la causa.
La evolución de las testificales, que hasta ... la fecha han incluido a agentes de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil, especialistas en redes, trabajadores de Eico Madiva, funcionarios y exfuncionarios de la Diputación Provincial y excargos públicos, han apuntado unicamente en una dirección: Isabel Carrasco.
Si algo se ha evidenciado hasta el momento en este juicio es que la presencia de dos de los imputados, los empresarios Alejandro de Pedro y José Antonio Alonso Conesa, estaba directamente vinculada al deseo de la presidenta de eliminar contenidos en internet que le resultaban críticos o simplemente molestos.
De ahí que estos empresarios elaboraran un documento confidencial y reputacional en el que se evidenciaban las debilidades de Carrasco en el único medio que ella no podía controlar: la red.
De ese modo Eico y Madiva, las empresas salpicadas por la Púnica, operaran para crear diarios digitales 'zombies' con el único fin de replicar noticias de la propia Diputación Provincial (siempre elaboradas por sus gabinetes de prensa) y que beneficiaran la imagen de Carrasco relegando a lugares menos relevantes noticias menos favorables.
Isabel Carrasco abonaba esos servicios a través de pagos en publicidad, siempre en cuantías no sometidas a contratación pública, y en la que ignoraba audiencias. Se pagaba, por lo que se ha concluido hasta la fecha, con publicidad en diarios zombies unos trabajos que en realidad solo pretendían sacarla del «problema con la prensa» que tenía en internet.
Pero la Púnica ha ido más allá y ha evidenciado cómo la presidenta, con un 'bote' económico que superaba el medio millón de euros, controlaba a la prensa de León con entregas incontroladas, totalmente arbitrarias, y bajo un único criterio: que fuera tratada de forma exquisita.
La Púnica también ha evidenciado las cantidades millonarias que se abonaban especialmente a Diario de León y Televisión de León, ambos entonces propiedad del empresario implicado en la Gürtel José Luis Ulibarri.
Entre aportaciones de diferentes áreas de la Diputación las cantidades entregadas a estas sociedades rondaban o superaban los 400.000 euros. Y esas aportaciones, según periodistas de la época, permitían a Carrasco elegir «que solo se publicaran fotos en las que saliera su perfil bueno».
En la sala
Isabel Carrasco entró de lleno en la Púnica tal cual era ella, a tumba abierta y sin complejos. Desde hacía muchos meses tenía en el punto de mira a leonoticias, un medio que se había vuelto incómodo para ella y al que nunca había logrado doblegar.
De nada le había servido retirar la publicidad institucional a este medio, presionar hasta el infinito, reunirse con sus accionistas para anunciar una lluvia de desdichas sobre el medio y enviar mensajes finalistas a la redacción.
Ella, que había hecho todo lo posible y lo imposible por acabar con la prensa que escapaba a su control, acabó entrando en erupción como un volcán cuando se publicó el ' caso kilometrajes', una comprometida información que evidenciaba que Carrasco -con hasta 13 cargos y 12 sueldos- había decidido cobrar kilometrajes cuando se desplazaba con el coche oficial de la Diputación a asuntos que nada tenían que ver con esta institución.
En sus cuentas (150.000 euros, cerca de 200.000 con dietas) era una nimiedad pero tenía un alcance nacional que la hacía perder los estribos y mucho más cuando se lo recordaban. Carrasco llegó a denunciar al medio para frenar la difusión de esta información, pero tampoco lo logró.
Fue de aquel estado de furia donde la semilla de la Púnica comenzó a crecer en León. Isabel Carrasco dominaba a la totalidad de los medios locales con la publicidad institucional, que pagaba discrecionalmente, sin atenerse a las audiencias y sin complejos ni ruborizarse. «No se puede dar dinero a quien encima te trata mal», llegó a comentar. Y así era.
Pero leonoticias, principalmente, era demasiado incómodo. Tanto que « este panfleto, porque no se puede llamar periódico, un periódico es otra cosa», se convirtió en una obsesión y a sus oídos comenzó a llegar la inquietud del PP nacional «por lo que está ocurriendo en internet».
Y lo que ocurría en internet es que los buscadores respondían a las consultas sobre sus personas con informaciones de leonoticias e Interviú, esencialmente, además de alguna aislada publicada por el diario El País.
Fue en ese instante cuando decidió contactar con Alejandro De Pedro, responsable de Eico y vinculado a Madiva, y con él tejió a golpe de talonario una estrategia reputacional con la que laminar las noticias de los medios más controvertidos ya que el resto estaban 'silenciados'.
Allí se comenzaron a cocinar noticias positivas para Carrasco, se armó una red de periódicos digitales con el único objeto de crecer en las búsquedas de Google y hundir noticias que se entendían como críticas. Incluso se llegó a proyectar la compra de periodistas para medios considerados afines, un periodista para los periódicos de la Púnica, otro para el Diario de León. 3.000 euros mensuales, en total.
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