De camino a León: «Solo queremos vivir. Llevábamos semanas escuchando bombas»

Gracias a ellos dos madres y tres pequeñas ucranianas han decidido emprender su nueva vida en León, después de que la anterior se la arrebatara el conflicto bélico.

Una de esas mujeres es Olga, que resume en una desgarradora frase el horror que han vivido en su ciudad de residencia, Kiev: «Solo queremos vivir. Llevábamos semanas escuchando bombas». Los hombres se han quedado atrás, integrados en el ejército que trata de frenar el avance ruso.

Las dos madres y tres hijas rescatadas habían llegado el mismo viernes al Global Expo de Varsovia, donde pernoctaron con el objetivo de encontrar y asentarse en una nueva casa. Querían seguir juntas y ahí aparecieron Fernando, Felipe y Vicente. Se conocieron, se miraron a los ojos y con eso bastó para que los voluntarios vallisoletanos les sacaran de la angustia de ese campo de refugiados.

En ese espacio de la capital polaca las caras están desencajadas. Los niños lloran en los brazos de sus madres y estas, conscientes de la realidad, se agarran al futuro de una nueva oportunidad fuera de su tierra.

«Nuestros hijos están en República Checa, Israel y Turquía. Les han acogido y nosotras solo queremos encontrar trabajo», escriben tres mujeres en el Google Traslate de un servidor, a la par que lanzan unos improperios hacia Putin. Esta imagen solo es la punta del iceberg de una situación desoladora. Detrás de esas 5.000 personas hay 5.000 vidas rotas.

A escasos 20 minutos, en la Estación Central de Varsovia, los trenes procedentes de Ucrania llegan repletos de refugiados. Junto al incesante trasiego de viajeros se puede ver también la carpa instalada por una ONG española que ofrece ayuda a las personas que huyen de la guerra, a las que brinda la posibilidad de viajar a nuestro país si ese es su deseo.