«Inbiotec se va a liquidar y perderá su nombre, pero lo convertiremos un referente»

Ya han transcurrido cinco meses desde que Inbiotec declarara el concurso voluntario de acreedores. Por el camino, una deuda generada desde entonces de cerca de 150.000 euros que podrían haberse evitado y que se suma a la que ya arrastraba, de más de un millón. Está por ver la responsabilidad final de unas vueltas y promesas que han conducido al mismo punto de inicio: la liquidación del instituto.

Así, tras la oferta de Cesefor, la fundación autonómica ubicada en Soria dedicada a los recursos forestales, para hacerse cargo de los trabajadores y de la unidad de producción, el administrador concursal elevó al juez su informe para que elabore el auto por el que se liquide la empresa. Este jueves, la junta directiva de Inbiotec aceptaba el contrato con Cesefor por el que subroga a los ocho trabajadores actuales del instituto de León, alquila sus instalaciones y se compromete a hacerse con el instituto por el valor de la deuda contra la masa, es decir, la generada desde que se inició el proceso de liquidación, esos 150.000 euros, principalmente nóminas de los trabajadores.

Pablo Sabín, director de Cesefor, explica en esta entrevista las condiciones en las que los trabajadores de Inbiotec se integrarán en Cesefor, un proceso que avanza al margen de la liquidación del instituto.

¿Cómo comienza la relación con Inbiotec?

Cesefor al igual que Inbiotec y otros siete centros formamos parte de la Red de centros tecnológicos de Castilla y León y desde hace años nos conocemos. Nos habíamos ayudado en cosas, pero no en proyectos concretos, siempre con un trato muy cercano. Yo con Carlos Barreiro, director de Inbiotec, vengo hablando desde hace meses para explicarle cómo habíamos salido del agujero, cómo fue nuestra estrategia de viabilidad, qué ayudas solicitamos...

Cesefor estuvo en una situación similar…

Cesefor tiene una historia parecida, pero no llego a degradarse tanto y se rescató en el último momento. Aún estamos recuperándonos, Cesefor debía seis nóminas a trabajadores, pero no llegamos al concurso de acreedores, porque los trabajadores soportaron la mala marcha económica y la entidad siguió funcionando.

¿Cuándo fue el momento definitivo para animarse a entrar en Inbiotec?

Al final del verano, el ICE, Intituto de competitividad empresarial, ya puso la opción sobre la mesa. Nos anima a entrar en Inbiotec, y tras conversaciones con su director, con quien mantengo muy buena relación, vi que podía haber un sentido en cuanto a las líneas de trabajo y de investigación en otros sectores, pero atraídos hacia el sector de Cesefor. Técnicamente había interés. La relación fue de director a director, no tengo trato con consejeros.

Y tras la viabilidad técnica, ¿Por qué deciden meterse en una empresa con una deuda de más de un millón de euros?

Una vez que vi viabilidad técnica pasé al siguiente paso, el económico. Trasladé la idea a nuestro patronato (Diputación de Soria, Universidad de Valladolid y Federación de propietarios forestales de Castilla y León). Les comuniqué que era una oportunidad para nosotros porque nos permite trabajar con unos ámbitos e instalaciones que puede reforzar a Cesefor en una realidad regional, ya que tenemos oficina en Ponferrada, Ávila, Palencia… y de paso echamos una mano a un centro tecnológico. El principal valor de Inbiotec son sus trabajadores, que, por su perfil de 25 años de experiencia en investigación, no se consiguen fácilmente en Castilla y León.

Pero, ¿Cuál es el plan para rebajar su elevada deuda?

Inbiotec está en un proceso de liquidación en el cual nosotros no tenemos que asumir ningún tipo de deuda, porque si tuviésemos que asumirlo sería inviable para nosotros, todavía estamos en pérdidas acumuladas de en torno a los 400.000 euros que en el próximo ejercicio lo vamos a dejar a cero. Inbiotec realmente se va a liquidar. Cuando se liquide nosotros entraremos en un proceso en el que subrogaremos a los trabajadores junto a la incorporación de las instalaciones que tiene mediante el alquiler por un periodo de tres meses más otros tres prorrogables.

Y entonces, ¿Para qué serían esas aportaciones monetarias de la Junta y de la Diputación de León?

Lo que hemos planteado gira en torno a que a nosotros nos vienen ocho personas, unas instalaciones y ningún proyecto porque no se puede transferir proyectos, entonces a esos trabajadores hay que integrarlos, pero no tienen volumen de trabajo. Lo que hemos propuesto es hacer un esquema similar al que se hizo en Cesefor hace 3 años. Dos subvenciones directas, una de la Junta a través del Instituto de Competitividad Empresarial y otra de la Diputación de León que nos permitan arrancar con unos proyectos y crear un plan de viabilidad. Ahora mismo Inbiotec por su proceso de liquidación no puede recibir subvenciones de organismos públicos por ley. Nosotros recibiríamos ese dinero en concepto de contragastos, no nos dan un dinero para pagar ninguna deuda.

¿Y qué pasaría si ese dinero finalmente no consigue fluir, a tenor de las dificultades que ya se han visto en este aspecto?

Si ese dinero no llega, el patronato evaluará la situación de nuevo, porque será difícil que asumamos ocho trabajadores si no hay ningún apoyo. Lo que hay que dejar claro es que no se puede recibir ningún dinero para pagar ninguna deuda, y el dinero ya no puede ser Inbiotec, tiene que ser Cesefor. Para pagar la deuda el administrador intentará hacer líquido todo el dinero que tenga, ya no va a gastar más dinero en pagar nóminas porque los trabajadores son nuestros, y lo que se consigue se repartirá a los acreedores.

¿Inbiotec seguirá manteniendo su nombre?

No creo que se llame Inbiotec. Si liquida por crisis, mantener el nombre no va a tener mucho sentido. ¿Qué va a trabajar con las instituciones de León y con la Universidad? Claro que sí, pero no va a tener domicilio social en León. La idea con Inbiotec es que siga en León su centro de trabajo y ojalá dentro de tres años podamos decir que éramos ocho y ahora somos 25. Cesefor cuando yo llegué éramos 22 y ahora somos 56, el ejemplo de gestión de Cesefor está ahí.

Si finalmente Inbiotec se liquida sin otro comprador y Cesefor asume el control, ¿Seguirán la Universidad de León y la Diputación influyendo en la toma de decisiones?

En el momento que hay liquidación desaparecerá la junta directiva y la ULE y la Diputación ya no tienen ningún sentido. Ya entraría Cesefor con nuestro patronato y cultivaremos una nueva relación que todavía no tenemos muy afinada. Hay cinco personas ya de Cesefor en León porque hace tiempo que tenemos oficina en Ponferrada. Lo que hay que hacer es un acercamiento para que Diputación y ULE entren a formar parte del patronato, es un futurible. Vamos paso a paso. Mi ejemplo es nuestro patronato, que aquí está la Universidad de Valladolid representada por dos investigadores, no viene el Rector. Es otro modelo de gobernanza.

¿Cómo se van a casar el trabajo de Inbiotec y Cesefor?

Para que tenga sentido esta absorción la idea es mantener su línea de trabajo para que sea viable. Y luego, iremos añadiendo nuevas líneas en las que haya una aplicación de la biotecnología a recursos forestales. Este camino es muy interesante y se puede encontrar un trabajo muy bonito, porque en el sector forestal, que es muy importante, no existe esta capacidad, pero ni siquiera a nivel español. Pienso que vamos a encontrar un camino en que podamos hacer ese centro de León un referente. Ese es mi sueño para Inbiotec.

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