Igor Postolache: la vida de un «psicópata» en 10 metros cuadrados

Igor, 1'75 metros, rubio, rapado, ojos azules y complexión atlética, vive en su micromundo en una celda habilitada para ser vigilado las 24 horas. Su rutina se reduce a un micromundo de diez metros cuadrados y a un cristal que permite a su 'interno sombra' observar sus pasos.

Apenas interactua pese a que este moldavo habla con fluidez el castellano, pero él rehuye cualquier tipo de interacción. «Es como una película de psicosis», aseguran los funcionarios que le han podido ver.

Por precaución es esposado cada vez que tiene que salir de su celda 'de cristal' para acudir a la enfermería, y siempre debe estar vigilado por uno o dos funcionarios. «No sabemos por dónde va a salir», aseguran.

A la espera de evolución nunca pisa el patio, ni siquiera en ausencia de otros internos. «El problema es que es carne de cañón en todos los sentidos. Puede lesionar a terceros, se puede autolesionar o puede ser víctima de una venganza entre presos. Lo tiene todo», remarcan fuentes penitenciarias.

Desde que el viernes día 15 ingresara en la prisión leonesa en un traslado directo desde Oviedo las medidas de seguridad se han extremado sobre su persona. Este «psicópata de manual» infunde temor a todo su entorno y eso hace «que siempre haya que estar vigilantes».