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Lunes, 16 de marzo 2020, 11:26
La Conferencia Episcopal Española anima a que estos días se toquen las campanas de los templos a la hora del Ángelus (12 horas) para mostrar el agradecimiento de los cristianos y animar a quienes permanecen en casa a rezar por los enfermos, sanitarios ... o equipos de emergencias que hacen frente a la pandemia del coronavirus, según informaron fuentes de la Iglesia.
En estos días de «singular y dolorosa» experiencia ciudadana y eclesial, invitó a todas las diócesis que lo consideren oportuno a que a la hora del Ángelus suenen las campanas de los templos para invitar a orar a quienes permanecen en casa y hacer llegar, a quienes sirven y trabajan, la ayuda de dios y el agradecimiento de la Iglesia.
Así, propusieron que a mediodía suenen las campanas y se rece por los enfermos contagiados por el virus, por sus familiares, por quienes están en cuarentena y por otros enfermos que ven afectada su atención por la prioridad de atajar la pandemia. También pidió que se acuerden en sus oraciones de los trabajadores de todos los centros y servicios sanitarios y todos los servicios públicos; los equipos de Emergencias, Protección Civil y las Fuerzas de Seguridad del Estado.
Asimismo, invitó a incluir en el rezo a las autoridades y sacerdotes; a los Equipos de Pastoral de la Salud y los voluntarios; a las personas de riesgo, a los padres, madres, abuelos y educadores; a los que están viviendo esta situación de emergencia en soledad, y a los que carecen de hogar o de lo imprescindible para vivir.
Finalmente, instó a decir al término del Ángelus, la oración del Papa Francisco: «Oh María, Tú resplandeces siempre en nuestro camino como signo de salvación y esperanza. Nosotros nos encomendamos a Ti, salud de los enfermos, que ante la Cruz fuiste asociada al dolor de Jesús manteniendo firme tu fe. Tú, Salvación de todos los pueblos, sabes lo que necesitamos y estamos seguros de que proveerás para que, como en Caná de Galilea, pueda regresar la alegría y la fiesta después de este momento de prueba.
«Ayúdanos, Madre del Divino Amor, a conformarnos a la voluntad del Padre y a hacer lo que nos dirá Jesús, que ha tomado sobre sí nuestros sufrimientos. Y ha tomado sobre sí nuestros dolores para llevarnos, a través de la Cruz, al gozo de la Resurrección. Amén».
«Bajo tu protección, buscamos refugio, Santa Madre de Dios. No desprecies las súplicas de los que estamos en la prueba y líbranos de todo peligro, ¡oh Virgen gloriosa y bendita!¡Qué el Señor os bendiga, os guarde y os conceda la paz!».
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