Muchos conocen los síntomas de una persona que sufre un ictus y cada vez hay más conciencia de que la actuación rápida es la mejor opción para salvar la mayor parte del cerebro y la vida. En el Día Mundial del Ictus se sigue haciendo ... hincapié en esta última parte, un trabajo que involucra a toda la sociedad y que los médicos valoran en horas de actuación.
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«Se tienen hasta 24 horas, pero el tiempo ideal, el tiempo óptimo de la atención es menos de seis horas», asegura Javier Tejada, Jefe de la Unidad de Ictus del Hospital de León. Esto no implica que si algún paciente acude con más de seis horas desde que ocurre el accidente cerebrovascular no se pueda tratar.
«Hay formas de tratarlo más tardías, pero el tiempo que el cerebro es capaz de tolerar sin riego son 6 horas, si se hace así el cerebro vuelve otra vez a funcionar correctamente», remarca.
Tras el ingreso, las primeras atenciones y la operación, si fuera necesaria, para desobstruir las arterias dañadas o la reparación de las mismas si se rompe el trombo el paciente se recupera en la Unidad de Ictus del Caule durante entre uno y tres días. Después pasará a planta y posteriormente llega la rehabilitación para recuperar las funciones dañadas o perdidas.
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«Aunque luego esto es muy flexible a cada paciente, habitualmente se da un margen de recuperación hasta seis meses, entre tres y seis meses es el margen que se plantea para que un déficit puede llegar a la recuperación máxima», asegura Tejada.
En relación a la diferencia de cada paciente, el médico reconoce que «en algunos pacientes se hace más extensivo y se añade más tiempo de rehabilitación porque se ve que lo requiere y que ese cerebro sigue teniendo capacidad de mejora».
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En el Hospital de León se tratan entre 500 y 600 infartos cerebrales al año y cerca del millar de accidentes cerebrovasculares, donde se incluyen los ictus isquímicos y hemorrágicos. Unos datos que se redujeron durante la pandemia, pero no porque no hubiera casos. «Durante la pandemia, nos encontramos con que los atendíamos tarde y los ictus menos severos no venían al hospital», explica el jefe de la Unidad de Ictus del Hospital de León.
Una situación que ha provocado que «los ictus de menos severidad muchos de ellos tienen el mismo riesgo y recurren y hemos visto que ha habido incrementos de recurrencias». En este sentido, Tejada explica que tras el tratamiento y la recuperación del paciente es muy importante controlar los factores de riesgo para que no vuelva a sufrir un accidente cerebrovascular.
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En 2018, los ictus tratados en el Hospital de León superaron por primera vez el millar llegando a 1029, un año más tarde se registraron 1120 accidentes cerebrovasculares en el Caule. Con la llegada de la covid-19 y los datos bajaron a los 900 y en este 2022 desde enero a junio se han registrado 508.
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La previsión, facilitada a leonoticias por Sanidad, es que a lo largo del ejercicio se vuelva a superar el millar de casos y lleguen a 1020 ictus.
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En el caso del Bierzo, donde no se han facilitado datos de 2022 también se ha notado una caida de los casos en 2020 y una recuperación en 2021, pero sin saber los datos del ejercicio actual no se pueden cifra si la recuperación supera las cifras de antes de la pandemia.
En 2021 se registraron en el Hospital de Ponferrada un total de 67 accidentes cerebrovasculares hemorrágicos, un total de 577 no hemorrágicos y 85 isquemicos transitorios.
Tras dos años desde la crisis sanitaria de la covid-19 el Hospital de León ha vuelto a registrar un incremento de estas atenciones y el registro de los seis primeros meses del año es de medio millar de casos. Pero lo más importante en este sentido, no son los casos, sino el tiempo desde que han tenido el ataque hasta la atención en urgencias.
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«En cuanto a la atención de fase aguda hemos notado un incremento de los procedimientos de repercusión de arterias,empezamos haciendo en torno a 20 criminólisis al año y ahora se hacen como entre 60 y 70», remarca Javier Tejada, Jefe de la Unidad de Ictus del Hospital de León.
También se han incrementado los procedimientos endovasculares por radiología intervencionista entre los 70 y 80 al cabo de un año.
Tejada se congratula de que en la parte de asistencia urgente ha aumentado «muchísimo, porque a principios de los 2000 los pacientes venían casi todos por encima de las 3 horas y ahora vienen un gran número de ellos por debajo de esas de tres horas».
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Los pacientes que han sufrido un ictus tienen un gran trabajo por delante en los meses siguientes al accidente cerebrovascular. Una rehabilitación y unos cuidados posteriores que serán claves para que se puedan recuperar al máximo las capacidades y una vida normal.
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